La cara más dura que el cemento armado
SUBE el IPC, la inflación, los precios. Vamos, lo que cuesta llenar el carrito de la compra, sí, carrito porque cada vez tiene que ser más pequeño para poder llegar a final de mes. Y suben porque algunos empresarios se están aprovechando de la bajada del IVA en los productos básicos para elevar los precios y así llenar los bolsillos de sus cuentas de resultados, mientras se vacían los de los ciudadanos de a pie, que ven cómo lo de llegar al final se está convirtiendo en una cuesta de enero permanente.
¿Serán los mismos empresarios a los que les molesta que se suba el salario mínimo interprofesional, el SMI? Si no lo son, se parecen. Entre otras cosas, porque nadie sale al paso para desdecirle a aquellos que les representan en cada provincia de Castilla y León, en el conjunto de la Comunidad y en el país. Quien calla otorga. La realidad es tozuda y ésta dice que a los empresarios, a todos, no les gusta que suban el SMI a sus trabajadores porque aseguran que perjudica a la economía. Lo del sueldo millonario de su presidente Garamendi y el que actuara como falso autónomo enriquece a esa misma economía. ¿Se puede ser más caradura? Es difícil, pero se puede, como vienen demostrando, tratando de defender lo indefendible y de justificar lo injustificable.
En este saco empresarial saquen ustedes a todos esos pequeños empresarios a los que les cuesta sobremanera llegar a fin de mes, casi tanto o más que a muchos de esos empleados a los que el presidente de la patronal de sueldo millonario niega el pan y y sal del SMI. Ellos, esos pequeños empresarios que son legión en esta Comunidad, son autónomos, de los de verdad, no falsos como el señor Garamendi, y sí generan riqueza, pero en la economía de la Comunidad, no para sus bolsillos, como el patrón de los empresarios.
Un Garamendi que parece olvidar que los empleados son un activo de las empresas, el más importante con el que cuentan, porque sin ellos éstas no funcionarían. La competitividad, esa maldita palabra con la que a algunos empresarios se les llena la boca cuando quieren meter el bocado en el sueldo de los trabajadores, no va solo, como parece pretende el patrón de patronal, de rebajar salarios. Para ser competitivo hay que contar con las mejores herramientas y materiales y, además, con los mejores trabajadores, bien preparados y con un sueldo acorde a su responsabilidad y digno. Lo que es indigno es que, mientras el patrón de los patronos se llena los bolsillos a espuertas, quiera vaciárselos a los trabajadores. A eso se le llama tener la cara más dura que el cemento armado.