Diario de Valladolid

EDITORIAL

¿Actuará la ministra de Defensa en el caso del acoso sexual en Valladolid?

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El caso de un soldado destinado en una base de Valladolid que con una inusitada violencia y agresividad verbal se ensañó acosando sexualmente a una compañera es, además de repugnante y repulsivo, espeluznante. Fundamentalmente por las escasas consecuencias que ha tenido, no para la víctima, pero sí para el verdugo, que no parece cumplir el perfil para formar parte de una institución que debe velar por la seguridad de los ciudadanos. El asunto se ha despachado con acuerdo de seis meses de cárcel y 4.000 euros de indemnización, que por supuesto no cumplirá un individuo que no está cualificado para vestir un uniforme militar.  

El encubrimiento tiene muchas formas y maneras. Mientras instituciones como las militares opten por eludir la contundencia en conductas que conciernen o son colaterales a la lacra de la violencia machista va a ser difícil extirpar de la sociedad este mal.

En primer término, es inaceptable que aceptado, como acepta el tribunal togado militar, que los hechos están probados con la carga de barbaridades, groserías y amenazas que el soldado empleó contra su compañera con el único objetivo de forzar a tener relaciones sexuales, que el personaje siga en el ejército vistiendo un uniforme.  En el colmo de la imprudencia de los responsables del Ejército de Tierra, el condenado además ascendió en el escalafón mientras se instruía el caso. El escándalo es tan mayúsculo que no tiene calificativo.

El asunto se conoce ahora gracias a la sentencia a la que ha tenido acceso este periódico. ¿Se va a comunicar a las compañeras del acosador sexual que conviven y trabajan con un acosador sexual, que además ahora tiene rango de superioridad? O con este dulcificado acuerdo, inaceptable en cualquier tribunal civil, se va a pasar página y aquí no ha pasado nada para no manchar la honestidad de la institución. La honestidad de una institución sólo se ensombrece y se ensucia encubriendo, y hay muchas formas de hacerlo, actitudes machistas, agresivas y violentas. Habrá machismo, habrá acosadores mientras haya encubridores, como hubo y habrá pederastia en la Iglesia mientras haya quien proteja a los autores de semejantes crímenes. Este individuo debería estar fuera del Ejército. ¿Va a actuar la ministra de Defensa, Margarita Robles, a la vista de la pasividad del Ejército, como hizo cuando saltó el escándalo de un grupo de militares que hicieron una rifa navideña para sortear una estancia con una prostituta? En este caso es algo más que un asunto indecoroso de mal gusto. En este caso hay una víctima. Una mujer doblemente víctima, que comprueba cómo su verdugo asciende en el mismo ámbito laboral en el que cometió el repugnante delito.

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