El escándalo de un viaje de lujo que no se sabe quién pagó
EL FEO Y OSCURO asunto del viaje de lujo a la Copa del Mundo de Fútbol del alcalde de León con su esposa pagado por Catar deja al borde del abismo al regidor y candidato socialista. Cada intento de explicación es un paso más hacia el precipicio. Seguramente porque no hay argumentos ni razones que justifiquen que un viaje privado a todo tren pagado por una empresa perteneciente al Estado Catarí quiera revestirse ahora como una misión institucional.
Y no hay misión institucional alguna porque lo que no existe ni existió no se puede demostrar, como reafirma que cinco días después de saltar el escándalo el regidor todavía no haya ofrecido explicaciones sobre la travesía de cinco días en primera clase, hoteles y restaurantes de lujo al amparo del Mundial que encumbró a Messi.
Porque lo primero que debe aclarar el mandatario, José Antonio Díez, es quién pagó los en torno a 20.000 que costó el viaje de él y su pareja. Porque hasta en esto las versiones son difusas, el propio responsable de la Cultural, el ex árbitro de baloncesto Felipe Llamazares, señaló que lo había sufragado Aspire. Aspire es un gran conglomerado propiedad de Catar, que entre otras cosas ha gestionado parte del Mundial. El mandatario sugirió que había sido la Cultural. La Cultural no es Aspire. ¿Quién pagó el viaje? Y cuando se dice quién es qué sociedad mercantil y con qué NIF se pagó un viaje de lujo asiático. Ese dato despejará muchas dudas y dejará tanto el silencio del mandatario como las mentiras del dirigente culturalista que tratando de salir al rescate del munícipe sólo va a conseguir seguramente ser arrastrado por el mismo precipicio: el de la mentira de un asunto que cada hora que pasa se torna más oscuro.
No hubo misión oficial porque el viaje se ocultó y sólo se destapó cuando alguien del entorno del alcalde cometió la imprudencia de la indiscreción ante el asombro de los lujos que jalonaron la travesía de cinco días en el Mundial, con entradas incluidas al partido que perdió España contra Marruecos. Cinco días de viaje de lujo al Mundial de Catar. Eso es lo que fue. Lo demás son cuentos inverosímiles. Días que coincidieron precisamente con la decisión sobre la sede de la agencia euroespacial a la que optaba León, pero se fue a Sevilla. Pese a las acusaciones vertidas por el propio consistorio leonés no debía ser tanta la preocupación por un asunto vital para el futuro de León cuando el mandatario estaba disfrutando del Mundial y del lujo de Doha, la capital de un Estado totalitario cuya libertad, democracia y respeto por los derechos humanos, especialmente el de las mujeres, es inversamente proporcional al dinero y lujo que exhibe. La impunidad de los sobornos del Mundial de Catar dinamitaron la propia FIFA antes de recalar en el mayor escándalo que ha vivido el parlamento europeo.
Hay invitaciones cuya aceptación es absolutamente inviable e inaceptable si es que te riges en la vida pública y privada por unos códigos éticos amparados por el PSOE. Este feo asunto no se lo llevará el viento del desierto por mucho que los dirigentes del PSOE intenten eludirlo. El tiempo juega en su contra.