Diario de Valladolid

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PROTOCOLO, sí; protocolo, no; pacto, sí; pacto, no;‘provida’, sí; ‘provida’, no. En eso anda la política, toda sin excepción, en Castilla y León, en España y hasta en Europa, desde hace una semana justa por mor de VOX y del PP, del PP y VOX. En saber qué carajo presentaba, anunciaba, acordaba –que no aprobaba– el Gobierno de la Junta de Castilla y León. Sí, el Gobierno de la Junta de Castilla y León, porque quien lo anunciaba el jueves día 12 era el vicepresidente Juan García-Gallardo, de VOX, pero vicepresidente del Ejecutivo autonómico, en la rueda de prensa del Consejo de Gobierno. Y lo que presentaba era, ni más ni menos, que un protocolo «provida», tal y como él mismo lo calificaba. O, dicho en lenguaje que hasta yo entiendo, un plan antiaborto. Eso sí, adornado con el fomento de la natalidad y el apoyo a las familias, pero un plan antiaborto. Y para quien quiera negarlo que repasen lo dicho por García-Gallardo, de VOX, en su presentación, cuando aseguraba que se ponía en marcha para que las mujeres embarazadas «puedan escoger entre la decisión natural y propia de seguir con el embarazo y la tragedia social del aborto, la cual deja una huella en las mujeres e implica un drama». Relean bien porque no tiene desperdicio y comparen «decisión natural» con «drama». Si eso no es coaccionar a las mujeres embarazadas la RAE tiene que cambiar el significado del término. Pero, por si aún así albergan dudas, quédense cuando el vicepresidente defendía que su presencia en el Gobierno valdría la pena si con esto –es decir, con el protocolo «provida»– «se evita que un sólo niño sea abortado».

A partir de ahí se puede utilizar el juego de palabras que se quiera y hasta ejercer de trileros. Pero lo presentado por Gallardo, de VOX, tras el Consejo de Gobierno es un plan antiaborto, es decir una ilegalidad manifiesta porque supone ir en contra de una ley nacional. Sí, nacional, de esa nación que tanto defienden estos de VOX y en cuya bandera tanto se envuelven, para ellos todita, pero que cuando no les viene bien pretenden pasarse por el arco del triunfo sus leyes. Las leyes, gusten o no, están para cumplirlas. Sí, también la del aborto, señores de VOX, aunque no les guste y la repudien. Claro que a ustedes se les ve venir y son consecuentes con sus postulados. El problema lo tiene el PP, que les ha metido en el Gobierno y ahora no sabe cómo quitárselos de encima, aunque quizás no quiera. Otra cosa que ha quedado clara también estos días es que esa dignidad de la que presumen los de VOX no es tal. De lo contrario, se irían del Gobierno de la Junta un segundo después de dejar claro su presidente  Alfonso Fernández Mañueco que no hay ni protocolo ni nada y que nada cambia, que todo sigue igual.  Pero ellos no  se irán, ni el PP los echará. Volverán a jugar con las palabras para seguir amarrados al sillón y al poder. Y es que el poder es lo que tiene... que engancha.

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