Diario de Valladolid

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SÍ, no; izquierda, derecha, adelante, detrás... Así empieza el estribillo de la yenka, esa mítica canción que a los niños de los 80 nos enseñaban a bailar la mítica y extraña –vista ahora con la distancia– pareja que formaban Enrique y Ana, pero también eran las enseñanzas de la escuela en los tiempos de la EGB y del mítico Barrio Sésamo de Espinete y Don Pimpón. Ese programa que, a la vista está, los procuradores del PP y de VOX, los dos socios de gobierno de la Junta, nunca vieron y, de hacerlo, para nada les sirvió porque no es posible tanta inutilidad junta y en tan poco espacio de tiempo.

Ya se sabía que muchos, la gran mayoría de los 81 parlamentarios que asientan sus posaderas cada 15 días en los asientos de las Cortes de Castilla y León sólo van a eso, a calentar el asiento para meterse en la buchaca, también calentito, su sueldo o dietas por no hacer nada. El error, el grave error, de los procuradores del Partido Popular y de VOX, no de todos bien es cierto porque hubo quien sí sabía lo que estaba votando –aunque quizás sólo acertara también por equivocación–, a la hora de votar la reforma fiscal que acompaña al Presupuesto de 2023 es de tal magnitud que obliga a retrotraer todo a los inicios, con nuevos plenos y comisiones. ¿Y cuál ha sido la reacción? Ninguna. Bueno sí, poco menos que un pelillos a la mar y aquí no ha pasado nada.

Los políticos, una vez más, vienen a decirles a los ciudadanos que ellos poco menos que están por encima del bien y del mal. A cualquier otro, en el ámbito privado de su trabajo por mucho menos, le habría costado mucho más. Lo vivido en el último Pleno en las Cortes, el de Presupuestos, el más importante del año, es una vergüenza y un esperpento. Y su máximo exponente es el presidente de la Cámara, Carlos Pollán, a quien el cargo, como ha quedado perfectamente demostrado, le viene grande. Ni sabe, al menos así lo demuestran sus acciones, ni tiene el más mínimo interés por aprenderse lo que dice el reglamento de las Cortes. Pero es que ni se molesta en preguntarle a quienes sí se lo conocen, los servicios jurídicos de la Cámara, sus letrados, que, a diferencia de Pollán, no son unos iletrados. Pero qué se puede esperar del alguien que no sabe ni lo que está leyendo. Eso sí, éste, como todos los suyos de VOX, es de lo que siempre está dando lecciones al resto.

Lo peor de todo es que el error en la votación y el esperpento vivido se habría evitado con un poquito de actitud, otro poco de aptitud y un mínimo de trabajo. Señores de PP y VOX, Espinete no se habría equivocado.

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