Diario de Valladolid

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LOS ciudadanos estadounidenses han sido llamados a las urnas para renovar la Cámara de representantes en el Congreso. Después de muchos días, cosa insólita en un país tan avanzado, han llegado los resultados. La balanza se ha inclinado a favor de los republicanos, que se han hecho con la mayoría de los escaños. En el Senado ha estado más igualado. El número de actas de sus señorías es casi idéntico en los dos partidos. La vicepresidenta Kamala Harris será quien dirima qué propuestas demócratas salen adelante en caso de empate. Por el contrario, en las elecciones a gobernador los republicanos han vencido en algunos territorios que eran de los demócratas, y viceversa. Nancy Pelosi ha dimitido de su cargo público por el desenlace de los comicios y Donald Trump ha anunciado su candidatura a las primarias republicanas.

El partido rojo pensaba que, en estas midterm elections, iba a cambiar el signo ideológico de la nación norteamericana, como preámbulo para acceder a la presidencia de la república. No ha sido así. Biden y sus correligionarios han conseguido parar el tsunami conservador y trumpista. Sin embargo, las consecuencias que estas elecciones van a tener son cruciales a nivel interno e internacional. Por de pronto, las iniciativas legislativas de los demócratas se van a retrasar por la oposición mayoritaria de la Cámara Baja, lo que supondrá un parón importante en el desarrollo del programa de izquierdas que el inquilino de la Casa Blanca quiere implementar en el país. Y, por otro lado, el nuevo panorama parlamentario tendrá como consecuencia un giro copernicano en la guerra de Ucrania, puesto que el peso de las decisiones sobre el conflicto europeo ya no estará solo en manos de los demócratas, sino que los republicanos tendrán especial influencia para dejar de financiarla.

En España no estamos en las elecciones de medio mandato, sino en las elecciones del mandato final de los gobiernos locales y autonómicos. Y la maquinaria electoral de los partidos políticos ya está en marcha. Candidatos, candidatas, confabulaciones, pugnas internas y luchas intestinas sobre quiénes serán los que fijen los designios de los municipios y Comunidades Autónomas en los próximos años se están debatiendo en estos momentos. Lo crucial no son los aspirantes, que podrán ser mejores o peores, sino el equipo que lleven a su lado para que la gobernanza pública esté al servicio de los sufridos ciudadanos.

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