El invento charro del PP del mando a distancia
Habría que remontarse más de dos décadas atrás para conocer el invento del mando a distancia. Un instrumento que permite cambiar de pantalla sin tener que dar un viaje al interruptor. El mando a distancia es un invento de un, por entonces, joven y prometedor investigador de la política orgánica, medio centro contemporizador, criado en las fuentes del saber de Salamanca. El descubrimiento ocurrió en las siempre beligerantes tierras bercianas, donde un grupo de rebeldes de sí mismos y del PP, pretendieron plantar cara al aparato del partido de un recién aterrizado Herrera, Juan Vicente, por derecho hereditario de Lucas, Juan José. De Juan a Juan y gobierno porque me toca. Con Herrera había ascendido al gobierno y en el partido el citado medio centro, Alfonso, ilustre por su precocidad en la cantera charra. Los alborotadores bercianos llegaron a decir que un partido no se puede gobernar con mando a distancia, en alusión a su pretendida autodeterminación comarcal partitocrática. Tres semanas después, los irreductibles estaban al fresco y con distancia. Había vuelto el orden y el concierto a las filas populares, partido que por entonces arrasaba en el Bierzo, merced al vendaval que soplaba desde su capital, Ponferrada. Aquel invento sigue vigoroso, con la carga intensa y los infrarrojos mejorados. Tras ver el desastre de programación que ofrecía el canal PP Leonetrix de Tócame Roque se ha pulsado el botón del mando para dar de baja la suscripción. De aquellos Teos estos Vélez. Recomponiendo destrozos de los Pinzones, ejecutados por el tragador de Trujillo, conocido ahora por el imputado diputado, que ya no viene a urdir por estos lares. Ahora Alberto se ha hecho más Casero y ya sólo hoza por la dehesa extremeña. Macarra y tragador, pistolero ‘Teista’, gatillo fácil y dedo atrofiado. Mando a distancia, al alcance de pocos. Funciona.