Diario de Valladolid

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POR muchos cheques ,subsidios y demás medidas sociales más o menos cosméticas que el gobierno socialista ponga en práctica, sus posibilidades electorales pasarán indefectiblemente por dos circunstancias inexorables. En primer lugar lo que podríamos llamar las malas compañías del presidente Sánchez para mantenerse en el gobierno. Malas compañías constituidas por unos socios de investidura de los que huyen despavoridos otros dirigentes socialistas regionales conocedores de su impacto negativo en términos electorales.

El manchego García-Page sabe que a la mayoría de manchegos y de españoles les molesta más que el Gobierno permita la persecución del español en las escuelas de Cataluña o la competición deportiva de selecciones autonómicas como si fueran países independientes que cualquier bono-transporte o excepción ibérica. La mayoría de los españoles se sienten indefensos ante ese tipo de cesiones que, como la rebaja de penas del delito de sedición, todo el mundo sabe que se deben a  presiones nacionalistas a cambio de la aprobación de los presupuestos en una demostración impúdica de bajada de pantalones de esas que la gente ni olvida ni perdona. Si el presidente Sánchez no es capaz de desmarcarse a tiempo, y puede que ya sea muy tarde, de socios tan poco leales con los intereses del conjunto de España como ERC, PNV o Bildu  será imposible que gane las próximas elecciones por muchas medidas sociales o estrategias de comunicación que ponga en práctica.

El segundo factor fundamental en las posibilidades electorales del partido socialista será la evolución de la coyuntura económica y su impacto en el bolsillo de los españoles. La propaganda puede funcionar más o menos hasta que la inflación y el euríbor imponen su ley arrastrando a miles de ciudadanos, familias y empresas. Cuando los números no salen y los datos económicos se trasladan en forma de crisis y recesión a la vida de los ciudadanos sistemáticamente los votantes castigan al partido de gobierno sean cuales sean sus políticas. De momento el mercado de trabajo va aguantando con más trampas estadísticas que realidades pero en el momento en el que la sombra de la recesión haga mella en el empleo y las perspectivas de trabajo de los votantes se vean afectadas amenazando su estabilidad económica y su modo de vida el batacazo electoral socialista será más probable. Ya se sabe que la gente vota más con la cartera que con el corazón y ni las previsiones económicas para los próximos trimestres ni las malas compañías del gobierno parece que vayan a ayudar mucho ni a la cartera ni al corazón.

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