Diario de Valladolid

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No me considero un experto en Serrat y, con esta afirmación, estoy diciendo que quizás sería adecuado y provechoso que Serrat fuera una asignatura obligatoria en nuestro sistema educativo porque no estaría nada mal, para nutrir nuestro saber, que todos supiéramos un poco más de un tipo como Serrat.  No me considero un versado en Serrat estaba diciendo, quizás como muchos españoles y como muchos americanos y sin embargo Serrat ha conseguido que todos los españoles y americanos hayamos entonado alguna vez en nuestra vida algunas de sus canciones.

Hay muchos Serrat en Serrat: el Serrat autor, el Serrat intérprete, el Serrat poeta,  el Serrat protesta o el Serrat libre, entre otros. Al igual que hay muchas formas de mirar a Serrat, de enfrentarse a Serrat hay muchas formar de entender la libertad y de enfrentarse a la libertad y quizás eso sea lo que más admiro de Joan Manuel, su forma de enfrentarse a la libertad, su forma de enfrentarse a sí mismo, su forma de ser libre.

Los seres humanos nacemos libres, eso nos dicen, pero nada más ver la luz entendemos que para sobrevivir vamos a necesitar de la ayuda de nuestras padres y esa circunstancia, que es ley de vida, al mismo tiempo nos va generando una dependencia de los demás, del entorno y del contexto que se incrustará en nuestro interior. Cuando empezamos a ser un poco conscientes de todo esto es el momento en el que la mayoría de las personas nos enfrentamos a nosotros mismos para poder ser lo más libres que podamos ser capaces de ser porque nuestra tendencia natural es a depender y a adaptarnos. 

De las muchas formas que hay de entender o de ser libres a mí me gusta decir que, haciendo un ejercicio de síntesis, podríamos afirmar que hay dos: los que dicen ser libres y los que son libres con sus actos. Y Serrat siempre ha entendido que la libertad hay que ejercerla y no abanderarla o eso me gusta pensar a mí, porque como he comentado, no soy un maestro en Serrat.

Famosos son sus capítulos donde siempre ha ejercido la libertad como cuando renunció al festival de Eurovisión. Porque cuando a Serrat le preguntan que en que lengua le gusta cantar, él responde que «en la que no me dejen» o sus detenciones o su exilio por denunciar prácticas dictatoriales, o su empeño en no dejarse absorber por extremistas o independentistas.

Cuando Serrat venía a cantar a Valladolid, allá por los años ochenta, mis hermanas que le iban a ver me contaban luego, admiradas, que Serrat siempre cantaba alguna canción en catalán como: «Paraules de amor» y que él explicaba al público por qué las quería cantar en catalán, porque le era más fácil hacer llegar al auditorio la esencia de aquellas palabras de amor y porque, quizás, era su forma de ejercer, con total libertad, su catalanismo, ese catalanismo que quiere convivir con las otras raíces culturales de la que forman parte los catalanes, de la que formamos parte todos. Un catalanismo sin estridencias ni esperpentos, un catalanismo libre y auténtico.

Serrat se despide de los escenarios y de nosotros en Valladolid, pero él sabe que no se irá nunca, nosotros también lo sabemos, porque forma parte de nuestras vidas, forma parte de nuestro aprendizaje vital y nosotros, al igual que él, necesitamos seguir aprendiendo a ser libres y no hay mejor forma de aprender a ser libre, de entender la libertad, que ejerciéndola de vez en cuando como la vida de Serrat.

Fran Sardón  es presidente de PREDIF (Plataforma Representativa Estatal de personas con Discapacidad).

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