Diario de Valladolid

Ricardo G. Ureta

Habrá atascos y no de proyectos

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AÚN no ha finalizado este verano plagado de olas de calor y coches por las carreteras de la Comunidad y ya podemos avanzar que el año próximo se volverán a producir atascos kilométricos en la antigua autopista AP-1 como ha ocurrido con demasiada frecuencia en los meses estivales de este año. El aumento del tráfico en la AP-1 en Burgos ha multiplicado los accidentes en verano en esta vía de alta capacidad. Son más de 80 los siniestros que se han contabilizado en este periodo desencadenando muy graves complicaciones de tránsito en una vía que, no sólo se considera de alta capacidad y mucho más segura que la antaño peligrosa Nacional I, sino que es el principal eje de comunicación del centro de la península con la frontera francesa. La AP-1 es ahora la prolongación natural de la A-1, desde su liberación del peaje en noviembre de 2018 y corrigiendo la anomalía de que fuera la única  carretera radial no desdoblada. Abrir al paso gratuito la autopista era obligado y visto el resultado de tráfico más que necesario. Demos, por tanto, por superado el debate de los retrasos y las culpas, así como de los falsos méritos. Lo que hoy hay que resaltar es la absoluta necesidad de llevar de la mano, sin despistarse un segundo, el proceso para aumentar su permeabilidad. En total, en sus casi 80 kilómetros de recorrido, sólo hay dos salidas además de Burgos: Briviesca y Pancorbo. Existe un anteproyecto para la mejora de la accesibilidad de la autopista AP-1 que acaba de superar el trámite de información pública y debería avanzar hacia la adjudicación y comienzo de las obras. El problema con estos proyectos es que su tramitación se dilata de tal manera en el tiempo que resulta desesperante para los usuarios. Para que se hagan una idea, desde que el Ministerio de Transportes anunció que este anteproyecto había recibido la aprobación del estudio ambiental y avanzaba al trámite de exposición pública, hasta que realmente se abrió ese plazo pasaron seis meses. Desde esa fecha, noviembre de 2021, hasta que se ha concluido ese periodo de exposición han pasado ocho meses y medio. Ese lento avance coincide, además, con el aún más penoso trámite del AVE a Vitoria, que discurre paralelo a la AP-1. Por tanto, el Gobierno de España tiene un reto para llevar las comunicaciones viarias del norte de Burgos y de la Comunidad al siglo XXI y para que no sigamos reprochando retrasos, despistes y fallos de tramitación, se necesita una supervisión minuciosa de este tipo de proyectos entre los que también podemos incluir la conclusión de la Autovía del Duero, la de Aguilar o la de Logroño. Lo que está claro es que el verano que viene, habrá atascos y no serán de proyectos realizados.

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