Gallardín y la despollación
GALLARDO, lo primero decirte que en adelante, y con todo respeto, te llamaré Gallardín porque las agallas de tu apellido –gallens en latín vulgar–, se te han ido por la barranquilla abajo. Lo segundo manifestarte mi decepción, pues habías empezado muy bien siendo vicepresidente sin cartera de la Junta de Castilla y León. Y lo tercero puntuar que con esas declaraciones tuyas –que la «hipersexualización» explica la despoblación de nuestra tierra–, definitivamente, la olla se te ha bajado a saber dónde. En fin, que si ya teníamos un lío cojonudo con el montón de leyes sobre género y sexado de aves a destajo, ahora te ha dado a ti por la hiperdespollación. No sé si se trata de una hiperfijación tuya particular o de una hiperindicación de Vox en general. Acláramelo, hijo. A ver, ¿follas por placer o para evitar la despollación? Si es por placer, el papeleo se complica, pues –como en la declaración de la renta–, habrá que poner una X en la casilla correspondiente. El problema es que para rellenar la cosa se necesita un bolígrafo, dedicarle un buen rato con calma, y a lo mejor con estos dos preámbulos se te pasan las ganas. Y encima hay que hacerlo ante notario. Lo que quiere decir que, de facto, estamos hablando de un trío. Sin la asistencia de un notario que levante acta, hoy no se folla en España. Si es para repoblar la España vaciada, habilita una ventanilla de hiperdespollación gallarda, gallardo, o gallardemente hablando. Si Adán y Eva hubieran tenido que hacer tantos protocolos, seguro que no estaríamos aquí ahora nosotros diciendo tanta gilipollez en serie. Y lo último, Gallardín, los vinos de Valladolid y los de Burgos son de lo mejorcito del mundo, pero hay que tomarlos con moderación. Preocúpate de los problemas verdaderos y reales en Castilla y León, y déjate de majaderías propias de un jovencito en cancán.