Lo que va de Mario Amilivia a José Antonio Diez
Era raro, raro, raro, tanto tiempo de calma y sosiego en el PSOE de León, una federación en constante ebullición histórica de unos contra sí mismos. Resulta que Ferraz quiere descabalgar al regidor José Antonio Diez y no sabe cómo. Lo cierto es que sí sabe cómo, trufando la lista de afiliados a ver si lo echan de la secretaría de la agrupación local por la vía expeditiva de la democracia orgánica. Aparato es libertad, dijo un día un jovencísimo José Luis Rodríguez Zapatero en sus tiempos de secretario general del PSOE leonés. Una de las escasas verdades que ha dicho en su vida. Una vez en Ponferrada les ganó la secretaría un tal Pedro Fernández, hoy edil, y adoptaron la expeditiva y ejemplarizante decisión de expedientarlo y montar una gestora porque llovía, aunque hacía un sol de justicia aquel día. Ya lo auguró alguien con el desembarco de Óscar López en Moncloa: vuelve el PSOE. No cogió el mensaje el regidor leonés, que es el único vencedor del descalabro de las últimas autonómicas, con la defensa de su socialismo leonesista. No se atreven a echarlo, pero no saben cómo quitarlo. Sea como sea, la gestión le avala. Por fin alguien se ha puesto a mover piedras, adoquines, hormigón y asfalto en la ciudad, que está sin tocar desde los tiempos de Mario Amilivia, el mejor alcalde que ha tenido León de largo. El alcalde que mudó León a la modernidad que hoy sigue luciendo. Desde entonces, algún ególatra, uno que salvó el Ayuntamiento en llamas, pero arruinó la ciudad, y poco más. Diez ha calado en León. Y hasta plantó cara al arrogante Ábalos en vísperas de su defenestración, y eso dificulta las viejas maniobras. Huele a zapaterismo que tira pa atrás: lió, lío y lío. El viento del 13-F, que todavía no han comprendido en Ferraz, acabará por llevarse unas cuantas alcaldías. Los alcaldes están que muerden.