La mano de Herrera que mece a Feijóo
LA MANO DE Herrera, el ex presidente de la Junta, mece a Feijóo y sirve para colocar en los órganos directivos nacionales a dos de sus protegidos, dos de sus políticos mimados: el leonés Antonio Silván y la vallisoletana Pilar del Olmo. El uno fue consejero suyo y la otra consejera suya. Unos de los suyos. A nadie se le oculta, porque ya se encarga el gallego de pregonarlo mitin tras mitin, que al burgalés y al nuevo jefe del PP les une una gran amistad labrada en los tiempos en los que sendos eran presidentes autonómicos. Uno lo sigue siendo, aunque no por mucho tiempo. El otro lo fue la tira de años hasta lograr el cetro de la veteranía de presidentes autonómicos del PP, aunque eso no reduzca los años de jubilación ni aporte coeficiente reductor a lo de la pensión. Silván y Del Olmo son dos de los muy suyos. A la segunda la colocó el mismo Herrera en el cartel electoral por Valladolid, tres años hace. Al otro lo echó al abismo de las primarias contra Mañueco y salió vapuleado pero vivo de milagro. Herrera les echa un manto de protección a ambos. No para ser nada. Que nadie se confunda. Sólo para seguir en la brecha. De hecho Feijóo cumple con Herrera la palabra que no cumplió Pablo Casado de meter en el organigrama de Génova a Del Olmo, que respira aliviada. Lo de las candidaturas a las municipales es harina de otro costal, del costal de Mañueco. Esto ya no va a ser el jolgorio que montó Casado y su muy mejor amigo Teo Egea, que tuvo como consecuencia la ruina municipal del PP de Castilla y León, con candidatos de quita y pon, a los que no votaron ni la familia. Esa será decisión de Mañueco y tendrá que ser ratificada por Feijóo. Fundamentalmente porque también Feijóo lidió con los caprichos de la muchachada. El PP ya no será un capricho de amiguines. La muchachada Teo No Te Veo llega a su fin. Lección de vida.