La actividad y la presencia política no debe detenerse
A la vista de que VOX no tiene prisa para la formación de gobierno y quiere esperar a Feijóo al frente del PP, congreso de Sevilla mediante, la acción del gobierno de Castilla y León no debe detenerse en la medida de las posibilidades que ofrece la interinidad actual. Le toca al PPestos días en solitario ejercer la defensa de los intereses de Castilla y León desde la atalaya de la Junta de Castilla y León. Le toca a los consejeros que llevan remando desde el adelanto electoral seguir dando brío al ejecutivo. No sólo es oportuno que lo hagan. Es pertinente que no se detengan y que además den la sensación de que hay alguien al frente de la nave mientras los de Vox deciden sus tiempos, con el ejecutivo de forma interina, y las Cortes plenamente paralizadas pese a que ya han tomado posesión sus 81 procuradores.
La acción política es imprescindible porque está detrás de gran parte de la actividad diaria de una sociedad. Pero mientras se forma gobierno y se aprueba un presupuesto que permita a la Junta navegar a velocidad de crucero, el PP tiene la obligación de mostrarse como un partido de gobierno. Y debe hacerlo gobernando. Y debe hacerlo con presencia diaria. Cierto es que algunos miembros del ejecutivo no han parado ni se han detenido. Pero otros parecen haberse borrado. No se pueden olvidar de que siguen siendo consejeros de la Junta de Castilla y León. Y que esta tierra sufre el azote de las crisis de la energía y los combustibles, al tiempo que tiene que activarse para no perder ni un solo euro de los millonarios fondos europeos que llegarán con el plan de recuperación de la pandemia. Unos fondos que ahora son más necesarios que nunca.
Y no se puede olvidar que la actividad de la gente, de las empresas, de los autónomos no se detiene, como puede ocurrir con un parlamento autonómico, que se está poniendo en evidencia al evidenciar que su inactividad no afecta para nada al devenir de la vida de Castilla y León. Y no debe ser así, porque el parlamento es el lugar del que emana el gobierno que los ciudadanos decidieron el pasado 13-F.
El campo, un sector esencial en nuestra economía, y única alternativa real a la supervivencia del mundo rural sufre con más rigor los efectos de la crisis. El campo es tan esencial que es el primer paso, un núcleo irrenunciable, de la poderosa agroindustria de Castilla y León. La Junta tiene la obligación de batallar al lado de la gente del campo porque son el germen en buena medida de uno de nuestros principales motores económicos, que además goza del blindaje de la antideslocalización. El sector primario sufre por todas partes. Sufre la crisis de todos. Y sigue sufriendo el irresoluble problema de los precios, pese a que existe una ley de la cadena alimentaria que parece haberse instaurado para no cumplirse.