La tostada socialista
¡A TOPE BOY! Tú que vives las elecciones en Castilla y León, ¿no notas un olor a quemado? Percibo, querido psicólogo, un olor a chamusquina. Te lo pregunto, Antonio, por el clima creado por los socialistas que todo lo meten en su tostador con lo cara que está la electricidad. Ahí lo cuelan todo, sale todo tostadito, lo untan con mantequilla a granel, y se lo comen encantados, pues ellos todo lo convierten en alimento para el cuerpo y el espíritu.
Esta vez, abusando del tostador, han averiado el termostato y las tostadas se queman. No sólo huele a chamusquina en Castilla y León, sino en toda España. ¿Cómo aguantar el sofoque? Muy sencillo. Somos un país tan desnortado que, para disimular, nos meten en debates tramposos en el Congreso, y en querellas porno con unas canciones de entretenimiento elemental y primario como el del festival Benidorm Fest. Echa un vistazo a las letras y verás que el cociente intelectual y la salud mental anda por los suelos. Ya aceptamos la tostada y el Covid en pincho.
Colgó mi psicólogo, y –al son de «no sé por qué dan tanto miedo nuestras tetas»– empecé a digerir la tostada social-comunista con las tontas aportaciones de las letras para eurovisión: «Todas las mamamama... mamá» y «Yo vuelvo loquito a todos los daddies». De piedra, me acordé de Cervantes, y de la rica lengua de Cervantes que es el español, cuando dice el río Duero en La Numancia: «Madre y querida España, rato había/ que hirieron mis oídos tus querellas;/ y si en salir acá se detenía,/ fue por no poder dar remedio a ellas».
¡Anda que empezar diciendo madre y querida España! No sé cómo el río Duero lanza semejantes querellas «a ti que tienes siempre caldo en la nevera», que dice la castañera Bandini. Será porque el gran río atraviesa la vaciada Castilla y León y nadie se entera. Pero yo me pregunto: ¿a quién votarían el Duero y Cervantes el domingo? Está claro, pues ni al Duero ni a Cervantes les daba vergüenza hablar de su madre y querida España.
De esto trata la votación del domingo: de los que votan a favor y en contra de España. Y aquí Pedro Sánchez maneja como nadie la materia prima para alimentar el tostador. Él nos estruja, nos aprieta, nos convierte en pan de molde, y en ciudadanos de molde con permanente social-comunista. En suma, que nos convierte en tostada. Al que proteste, media vuela a la parrilla porque en democracia tienes derecho a tostarte por ambos lados al meneo de la Bandini: «Sacando un pecho fuera al puro estilo Delacroix».
Harta de esta política al tostadero en serie, me dijo Carmina ayer: estoy quemada con lo que oigo decir en campaña a los socialistas de aquí y de fuera. La miré y, en ese momento, vi que tenía cara de tostada. Pero pensándolo bien, con este Gobierno social-comunista –y al contoneo de «apenas hago doom, doom/ con mi boom, boom/ y le tengo dando zoom, zoom», que dice el rap de Chanel– se nos está poniendo a todos cara de tostada.
Es más, el país entero es una gran tostada socialista integrada por filoetarras + independentistas + okupas, por cantantes desnortadas en TVE, por caciques repartiendo los dineros europeos según qué partidos y autonomías, por la reforma laboral sindicalista y de las jons que rezuma tongo abrasivo y prevaricación «ostentorea» de ida y vuelta, y por el réquiem a la propiedad privada que huele a chamusquina de Chanel: «El mundo está loco con este party/ si tengo un problema, no es monetary». Doctrina socialista en rama. ¿Qué significa esto para los ciudadanos de a pie?
Gran pregunta antes de votar el domingo en las elecciones de Castilla y León. Pero está todo clarísimo, y no quiero repetirme como el ajo. Tampoco secundaré la propuesta de la podemita Bandini: «Mamá, mamá, mamá/ paremos la ciudad». ¿Para qué? Si de verdad quiere saber lo que significan los gobiernos de Pedro Sánchez para nosotros, meta un dedo en el tostador y dele al contacto. Si aun así, usted quiere votarle con los muñones que le queden, hágalo pues sarna con gusto no pica. Eso sí, presione a tope el termostato, pero luego meta el dedo en agua que algo alivia.
Puedo comprender que quien no haya leído a Cervantes se encandile con los plebiscitos sanchunos en TVE y con el churro plenipotenciario y tonguero del Congreso sobre la reforma laboral. Incluso que se despelote uno meneando el esqueleto con esta purriela literaria de Chanel: «Take a video/ watch it SloMo, mo, mo, mo, mo/ booty hypnotic/ make you want/ more, more, more, more, more/ voy a bajarlo hasta el suelo, lo, lo, lo, lo». Normal, pues todo anda very fucked up –muy jodido– y por los suelos.
Lo que no entiendo es que, estando todos bien tostados, algunos pulsen el tostador para salir + abrasaditos. Que luego no digan ¡ay mi dedo! Al leer las letras del tostadero eurovisivo de TVE, y al ver el pucherazo con pota del Congreso S. A, creo –sin ánimo de ofender a nadie– que este país no ha tomado la medicación. Y claro, imposible comprender que alguien meta el dedo en el tostador a ver qué pasa pues, como dice mi psicólogo, una cosa lleva a la otra. Así que ojo al parche y al voto.