Diario de Valladolid

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LA PREGUNTA no es si hay o no hay pueblos de un único habitante censados. La cuestión es cuántos existen en cada provincia. En Burgos, apenas una quincena de poblaciones supera los 1.500 habitantes, incluyendo Burgos, que pasa de los 170.000, Aranda y Miranda. Entre los tres suman 240.000 de los 365.000 vecinos de la provincia. Pueblos con menos de cuarenta vecinos hay a tutiplén. El club de baloncesto San Pablo Burgos quiso llevar a los dorsales de sus camisetas el número de vecinos censados en pueblos despoblados burgaleses cuando jugaban en la competición europea y tengan por seguro que no les faltaron candidatos. Fue una llamada de atención, como otras tantas muchas. Como la de los miembros de la banda burgalesa La Maravillosa Orquesta del Alcohol, La M.O.D.A., que nos citaron la semana pasada en un pueblo de un sólo vecino para presentarnos en exclusiva su nuevo disco. Pero lo que me llama la atención es que el servicio de estudios de CaixaBank en un informe dedicado a Castilla y León ha detectado que el entorno rural es hoy un atractivo que tiene un efecto positivo para el crecimiento económico si se dan las condiciones suficientes. Básicamente, servicios mínimos e Internet a toda pastilla. La despoblación con Netflix es menos. O con HBO para ver Juego de Tronos, que ha resultado ser una ficción menos sangrienta que el ajuste de cuentas de Alfonso Fernández Mañueco en los patios del Colegio de la Asunción, sede de la Presidencia y la vicepresidencia de la Junta de Castilla y León la víspera de que entrase el invierno. Winter is coming como en la popular serie. Concretamente está fechado para el 13 de febrero, día de elecciones. Cuando todo acabe, habrá cadáveres políticos tendidos en el campo de batalla electoral. Que en gloria estén. Puede que también haya nuevos invitados en el hemiciclo del Parlamento autonómico. La España vaciada quiere sacar partido del protagonismo mediático de sus reivindicaciones, bien fundamentado en apoyos populares en determinados territorios movidos por el hastío y la buena voluntad. Nunca faltan, entremezclados entre estos, salvapatrias de profesión que pululan de plataforma en plataforma buscando un lugar donde aterrizar. Este paracaidismo político es lo que Fernández Mañueco aprovecha para argumentar que movimientos como el de Soria ya, el más estructurado para dar el salto a la arena política, son muleta del Sanchismo. El último aspirante en deshojar la margarita es Burgos Enraíza, en una provincia muy dada a tirar votos al localismo contra el centralismo autonómico. Quizá puedan aspirar a ser bisagra y ser utilizados por los grandes en sainetes como el de Por Ávila pero su papel en el recuento electoral tiene más miga de la que parece y podrían rebañar votos que hundan mayorías.

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