John Villarejo Dee
EN UNA de las salas privadas de Westminster, la Reina Isabel I de Inglaterra se encontraba reunida con sus consejeros en un cónclave que dirimiría el futuro del país que gobernaba. Los servicios secretos le habían alertado de que, en las próximas semanas, tropas españolas, bajo el nombre de la Armada Invencible, iban a iniciar la invasión y conquista de la isla sajona. Uno de sus asesores áulicos, curtido en mil batallas, le aconsejó a su majestad que los buques ingleses no salieran al encuentro de los españoles. El mar y las costas, aliados y hermanos de los ingleses, se encargarían del resto. Dicho y hecho. Fue sonada la derrota de las embarcaciones españolas en su intento de hacerse con las tierras británicas. La recomendación de no salir al encuentro español salió de un estratega apenas hoy conocido llamado John Dee.
Su vida podría llevarse a la gran pantalla y nos quedaríamos asombrados. Matemático, astrólogo, experto en técnicas de navegación y en los ciclos de las mareas y aguas que rodean la isla inglesa, siempre estuvo cerca del poder. Con Enrique VIII fue un protestante ejemplar. Con María la sanguinaria volvió al catolicismo, para, poco después, echarse en los brazos del anglicanismo de la reina Isabel I, con la que desempeñó puestos relevantes en su dilatado gobierno. Hoy le llamarían el Fouché inglés.
El sofisticado código 007 del conocido agente secreto inglés, protagonista de la interminable saga de acción y de intrigas palaciegas sobre espías, tiene reminiscencia de este peculiar personaje. Los dos ceros se referían a que el mensaje únicamente lo podía leer la reina y el siete era considerado en la época como el número de la buena suerte. Supercherías que siguen funcionando y entusiasmando al mundo entero.
Hemos sido testigos de la comparecencia del exinspector de la Policía José Manuel Villarejo en la comisión de investigación en el caso Kitchen. Fueron casi cuatro horas en las que los diputados le hicieron todo tipo de preguntas y en las que las respuestas fueron divertidas, disparatadas y, en ocasiones, estremecedoras. Las relativas al Rey emérito pusieron el punto caliente y socarrón a la sesión. Si quieren pasar un rato desternillante, no se las pierdan. Darán que hablar. El excomisario Villarejo es el compendio de toda una oscura etapa de la que deberíamos olvidarnos, pasar página y aprender de los errores cometidos.