Diario de Valladolid

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SI EN LAS cada vez más cercanas elecciones autonómicas de 2022 la voluntad de los ciudadanos expresada en las urnas convierte en presidente de la Junta de Castilla y León a Luis Tudanca no le va a quedar más remedio que empezar su mandato firmando un papel en el que ordene la inmediata reversión del hospital universitario de Burgos y sálvese el que pueda. El líder del PSOCyL es esclavo de sus palabras, del tono que les imprime y de las promesas que repite y reitera. Si espera más de cinco minutos después de tomar posesión sin firmar la anulación del sistema de concesión que se aplica en la parte no asistencial y sanitaria del centro hospitalario burgalés, den por hecho que no lo hará nunca y, como Saulo, se habrá caído del caballo al sentirse investido del poder absoluto en el sanedrín autonómico. La fe del converso.  No es tan difícil. Sólo un día después de tomar posesión de su cargo, José Luis Rodríguez Zapatero, ordenó la retirada de las tropas de Iraq y dar la vuelta a un contrato no se puede comparar con poner en marcha a un Ejército para emprender la huída abandonado a sus aliados. Romper el contrato lo podría hacer desde la enorme cafetería de las Cortes autonómicas mientras festeja con los suyos su hipotética elección como presidente. A tenor de sus insistentes declaraciones y la forma en la que el PSCyL saca pecho, no cabría más que esa determinación. Pero, ojo, cuando una persona está tan empecinada en salirse con la suya puede caer en la ofuscación. En la propaganda han caído ya  en twitter tanto Tudanca como Daniel de la Rosa, el alcalde de Burgos y secretario socialista local, sacando pecho. Quieren hacer ver que el PSOE ha convencido a las Cortes de que otorgaran su mayoría para la proposición no de ley en la que demandaban la reversión del HUBU, cuando lo que en realidad ocurrió es que a la hora de votar una procuradora del Partido Popular se lió con los botones y pulsó sí cuando debía votar no. Revertir el HUBU es un objetivo político ineludible para Tudanca, que repite desde que echó los dientes como político profesional en Burgos. Como otros de sus correligionarios burgaleses hicieron con Garoña o la liberalización de la AP-1. Ya hemos visto el nefasto impacto económico del cierre de la nuclear, mientras que en el caso de la antigua autopista el rídiculo es estratosférico. El PSOE fue responsable de todas las prórrogas de explotación de la autopista y ahora va a aprobar el peaje por uso, de esa y del resto de autovías. De nota. Ahora van a por el contrato del HUBU. Los abogados de la concesionaria debe estar frotándose las manos al ver venir a las huestes socialistas usando la cabeza para embestir en vez de darse cuenta del error y el despilfarro que proponen. No es viable, sencillamente. Pero siga prometiéndolo, que algo queda.

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