Cs y la teoría del Titanic y Círculo de Lectores
Se imaginan al capitán del Titanic, encaramado en la cubierta de proa, ya estampados contra el iceberg, a voz en grito: «El que no esté a gusto o le parezca pequeño el camarote, que se largue». Pues algo así fue la escena de la jefa de Castilla y León de lo que va quedando de Cs el jueves noche en la tele regional.
No sería de extrañar que los pocos que queden con ganas de quedar salgan en estampida después de escuchar como argumentaba Gemma Villarroel sobre el presente, el futuro, lo que es Ciudadanos y los que son de Ciudadanos. Asustaditos tienen que estar en Madrid cuando visionen el programa, como están aquí ya los suyos ante tal derrame de arremetidas contra los que presuntamente pueden irse. Un empujoncito para disuadir dudas.
A ver, en Círculo de Lectores, cuando las cosas se empezaron a poner feas con el libro electrónico de Jeff Bezos y la tecnología arrolladora, a los que seguíamos fieles después de cuatro décadas, heredando la suscripción de nuestras madres, nos mimaban y nos cuidaban.
Por eso aguantamos leales hasta que aquel maravilloso invento de Círculo, que hoy lustra mis estanterías de cuidadas ediciones, acabó estrellado contra el iceberg de la modernidad tecnológica. Lo menos oportuno, por mucho que Villarroel se crea Condoleezza Rice a las puertas de ordenar la invasión de Afganistán, es desplegar, en pleno hundimiento, la estrategia de la arrogancia.
Cuando se dé cuenta, y empiece a mirar más allá de sí misma, descubrirá la soledad gélida del desasosiego. Y sólo se quedará a sí misma para decirse que si no está a gusto o no se siente de Ciudadanos puede coger la puerta, que se abre para dentro y para fuera. Pero fuera ya sólo queda el abismo o un PP dispuesto a reclutar los restos del naufragio. Luego está Igea que dejó claro que quiere abonarse al PP, pero que el PP no le deja.