Diario de Valladolid

Félix Villalba

El río revuelto en la política

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ESTOS días ha entrado en el debate político la posibilidad de una moción de censura en las Cortes de Castilla y León contra el gobierno autonómico. Los socialistas están contentos con haber logrado que el asunto se convierta en una cuestión de actualidad, por mucho que parezca que las posibilidades son remotas.

La líder de Ciudadanos en el ámbito nacional, Inés Arrimadas, fue bastante clara en su respuesta cuando se le preguntó por las posibilidades de apoyo de Ciudadanos a los socialistas castellanos y leoneses para derribar el Gobierno de Alfonso Fernández Mañueco, que no hay que olvidar que es presidente de la Junta de Castilla y León gracias a los votos del partido naranja y que comparte la mesa del Consejo de Gobierno con representantes de esa formación política.

Por eso parece más difícil todavía que un partido que está gobernando se sume a una moción de censura contra su propio Ejecutivo. Todos los periodistas entendieron que Arrimadas estaba rechazando la moción, pero como es cierto que en los discursos políticos siempre hay que leer y releer las declaraciones por si se dejan resquicios o asoma alguna posible clave, desde el PSOE aprovecharon para sembrar la duda al calificar la respuesta de Arrimadas de inteligente y apoyándola en su afirmación de que hay que seguir trabajando por Castilla y León.

El intento de los socialistas sería estéril si no hubiera río revuelto en Ciudadanos, donde el vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, no se corta a la hora de decir que sería posible su marcha al PP, porque contempla «todas las opciones», y Arrimadas le larga un zasca diciendo de él que «quiere su sillita y le da igual en qué partido». Así que no hay dudas de que Ciudadanos tiene un problema con Igea, que es a quien ha colocado como el máximo representante del partido en la Junta de Castilla y León.

Ahora querrían quitarlo de ahí como fuera, pero no está tan claro, como pretenden los socialistas, que ese como sea llegue hasta el punto de acabar con un compromiso con el Partido Popular para gobernar Castilla y León, que hay que recordar que no fue voluntad de Igea sino de la dirección nacional del partido que pactó con los representantes de Pablo Casado, con quien mantiene otros muchos acuerdos de gobierno en diferentes puntos de España.

Así que las posibilidades de esa moción a la que aspira el PSOE, a día de hoy, parecen nulas, aunque también es cierto que en política pocas cosas son definitivas y que la decisión de los socialistas de intentar salir a pescar es porque realmente hay un río revuelto que genera expectativas.

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