Tercera ola, tercer dilema
La tercera ola no ha terminado y ya estamos ante el tercer gran dilema de la pandemia. En la primera oleada del coronavirus, las dudas fueron escasas, es cierto, aunque sí hubo voces escasamente escuchadas que advertían de los riesgos de un excesivo relajamiento. Pero entonces se acaba de vencer al virus y casi se trasladaba oficialmente que había pocos motivos para el temor y que llegaba el momento de divertirse un poco y de paso mitigar la crisis económica haciendo un poco de gasto vacacional y veraniego.
Así se abonó el terreno para que la segunda ola, que también golpeó con dureza, para abrir casi inmediatamente el debate sobre las navidades, si había que salvarlas o no. Se salvaron, porque todas las comunidades, salvo excepciones como la del caso valenciano, abrieron sus puertas a las relaciones sociales en el territorio español, ya fuera entre familiares o allegados y con algunas condiciones que quedaban en manos de la buena voluntad de los ciudadanos. De nuevo se dejó al virus a que iniciara con brío la tercera ola y el otra vez el Covid aprovechó la oportunidad brindada. Por eso nos encontramos ante un tercer dilema a más o menos un mes de la Semana Santa, en la que seguro que no habrá procesiones, pero sobre la que dudamos si servirá para hacer un viajecito o visitar a familiares, y allegados.
En Castilla y León, la Junta ya anuncia que nada de abrir las fronteras de la Comunidad, así que las posibilidades se limitarán a las escapadas a otras provincias. Pero en una buena parte de los gobiernos regionales hay indecisión y, sobre todo, temor a la crítica ciudadana por ser flexibles en las restricciones o lo contrario. Así que lo que se pide es una decisión conjunta, de país, hasta en Cataluña se espera al Consejo Interterritorial.
Entre las que no dudan no está solo Castilla y León, también hay otras con la decisión tomada, como Madrid, pero en este caso en sentido contrario, porque sigue con su línea de que las restricciones sean las menores posibles. Está bien buscar un acuerdo nacional, pero siempre, no solo cuando viene bien para desviar la posible crítica ciudadana hacia instancias más altas. Los expertos dicen que la cuarta ola llegará en cualquier caso y que la Semana Santa puede ser de nuevo un aliado en función de lo que se decida respecto al disfrute de las vacaciones.
En Soria, donde la tercera ola llegó más tarde, estos días se tienen que desviar pacientes a otros hospitales porque la UCI está al límite. Sea lo que sea lo que decidan los políticos, la ciudadanía no debería bajar la guardia frente al terco virus.