Diario de Valladolid

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EN LA película Good Bye, Lenin!, un joven intenta que su madre, tras despertar de un coma en el que ha estado casi un año, no se disguste al descubrir que ha caído el muro de Berlín y, con ayuda de amigos, vecinos y otros personajes a los que consigue implicar, construye un mundo ficticio para que ella crea que sigue viviendo en una república socialista. Sin embargo, la madre irá percibiendo un cambio que, sin saberlo su hijo, ella también había deseado para su familia cuando hizo el intento fallido de huir hacia occidente. Queda una semana para que digamos adiós al año 2020 en un mundo que resultaría bastante extraño para alguien que despertara de un coma de un año. Un mundo con mascarillas, con distancia social, sin besos ni abrazos... sin cosas que se echan aún más de menos en estas fiestas navideñas. En Castilla y León se ha podido celebrar la Nochebuena y la Navidad de forma algo más relajada que en otras comunidades autónomas, ya que se ha permitido que se sienten diez familiares a la mesa, sin allegados, frente a otros lugares donde el límite está en seis. Y para los viajes ha servido con la palabra del ciudadano sin exigir salvoconductos o declaraciones responsables que sí han reclamado en otras partes. Ahora queda despedir a 2020, año al que muchos quieren, literalmente, mandar a la mierda para empezar con la esperanza que despierta el nuevo año, en el que se entrará con la vacunación ya iniciada, la gran esperanza para acabar con la pesadilla. Pero aún queda una semana para poder celebrar la Nochevieja y no está asegurado que se pueda hacer en las mismas condiciones que la Nochebuena. Porque entre las nuevas esperanzas y los deseos de no dejar pasar las fiestas navideñas sin una mínima celebración, se ha corrido el riesgo de olvidar la realidad del virus. Ya antes algunos vivían como la protagonista de la citada película, pero no engañados, sino poniéndose voluntariamente una venda en los ojos y así ha habido fiestas que nunca se deberían haber organizado y que han tenido a la policía en jaque para evitarlas. Después del black friday y del puente de la Constitución, el virus se ha vuelto más amenazante y hay preocupación, así que es lógico que la celebración del fin de año en las mismas condiciones que la Nochebuena esté en el aire. Pero eso no es lo peor, sino lo que esté en el aire el año que viene, porque la batalla no está ni mucho menos ganada y las esperanzas para el 2021 pueden frustrarse pronto. Good bye, 2020, sí pero cuidemos a 2021 y no lo estropeemos.

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