Descontrol navideño
EL objetivo que perseguía Pedro Sánchez está conseguido, que sean las comunidades autónomas las que se mojen a la hora de anunciar las siempre ingratas noticias de restricciones. Ya aprendió en la primera ola que la pandemia desgasta mucho, así que es mejor anunciar la llegada de vacunas que obligar a la población a que no se mueva de casa, de su municipio, de su provincia o de su región. Eso sí, su firmeza también ha quedado muy patente, ya que, más o menos, el Gobierno central ha dicho que no le temblará el pulso si es necesario pedir a los gobiernos autonómicos que sean duros si procede y si la situación epidemiológica obliga. Luego lo serán o no, eso ya es cosa suya, que bastante tiene el Ejecutivo central con dar consejos. Pues así se ha llegado a las vísperas de las fiestas navideñas, con un desconcierto general que deja a la ciudadanía boquiabierta. En Castilla y León se han conocido las medidas y recomendaciones de la Junta en dos entregas, la última, ayer, la que aportó el presidente, Alfonso Fernández Mañueco, que comunicó que solo se abre la mano para visitas a la Comunidad en vísperas de Navidad y Año Nuevo y sus días posteriores. Los Reyes se quedan al margen, que para eso son magos y ya llevan ellos los regalos donde haga falta. Papá Noel tiene más suerte, que algo de trabajo le quitarán. El otro día, el vicepresidente, Francisco Igea, pedía a los ciudadanos que fueran mejor que sus políticos. Pues sí, en los ciudadanos habrá que confiar, porque los políticos no lo han puesto fácil, dado que en esta época hay muchos desplazamientos entre comunidades y resulta que se podría ir a una ajena pero no salir de la propia o al revés dependiendo la fecha. Esa es la trampa que han dejado los 17 gobiernos regionales animados por el central. Parece una llamada para que la población o esté confundida o tentada a buscar la trampa. Tiene razón Mañueco en su crítica al Ejecutivo central, porque más que coordinar ha descoordinado, pero también puede extender las recriminaciones a correligionarios de otros territorios gobernados por el PP que van a su bola, porque ni entre comunidades gobernadas por los mismos partidos, incluso las mismas coaliciones, hay sintonía en las medidas. Da igual que se dé por segura una tercera ola de virus y que éste haya demostrado que al final no deja a nadie libre, que del desconcierto autonómico bajo la batuta de quien dirige de espaldas a la orquesta, ya no nos libra nadie. Ahora queda por ver si el desconcierto acaba en un total descontrol.