Curvas y ‘repuentes’
LA SOLANA
La situación de la pandemia parece que mejora, que se empieza a doblegar la curva y la tasa de incidencia baja hasta el punto que parece muy pequeña después de los altos niveles alcanzados, aunque sigue estando muy lejos de lo que sería deseable. Pero los sustos se siguen produciendo y este virus no perdona. Los que antes, comunidades autónomas o países europeos, estaban relativamente bien pasan a estar muy mal mientras que se alivian los que estaban en la situación contraria.
Asturias , que fue la que menos sufrió en la primera ola es la única que ahora todavía no ha podido flexibilizar las restricciones. O Alemania , de los menos afectados en la primera ola y la primera parte de la segunda, sufre estos días cifras de muertes muy elevadas y su canciller clama para que los lander sean restrictivos en las navidades. En Castilla y León las cifras han ido en descenso hasta que han permitido abrir la mano y, salvo en Burgos , ya hay bares, centros comerciales y gimnasios abiertos aunque con limitaciones. Un alivio para las esperadas navidades de esa normalidad pandémica ante la que se asumen riesgos para no cercenar del todo los tan humanos deseos de reencuentros en un periodo señalado por la tradición cultural para ello.
Las autoridades lo han tenido en cuenta y levantan el cierre perimetral los días de las fiestas, con sus vísperas y jornadas posteriores, para permitirlo y rogar al tiempo que lo que se haga se realice con toda la prudencia del mundo. Habrá más contagios, inevitablemente, pero que sean el inicio de una tercera ola queda en manos de la suma de responsabilidades individuales de los ciudadanos. Es comprensible esa permisividad, ese abrir la mano, pero no deja de generar inquietud, sobre todo después de que ayer la curva diera de nuevo muestras de querer volver a rebelarse.
Un nuevo repunte de los casos en Castilla y León, que no es un caso único en España. ¿Repunte o ‘repuente’? Hay que confiar en que el incremento de los nuevos casos no sea consecuencia de la mayor movilidad interprovincial en los cuatro días de fiesta y los previos y que lo de ayer se quede en un susto, que no sea el inicio del ‘repuente’. Pero, en cualquier caso, el susto debería servir como advertencia ante las navidades, cuyo peligro es directamente proporcional al deseo de disfrutarlas como siempre. La tercera ola es una amenaza real y la curva ya se ha levantado más veces cuando parecía que estaba atrapada contra el suelo. Al menos no se lo pongamos fácil.