Diario de Valladolid

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No puedo resistirme a volver a hablar de Barcones , ese municipio de Soria cercano a la provincia de Guadalajara. Dije que me parecía un ejemplo de lo que ocurre en la denominada España Vaciada porque les habían quitado la consulta semanal del médico, que antaño era dos veces a la semana, y se la habían sustituido por consulta telefónica . Se lo anunciaron justo cuando llevaban diez días sin que funcionara el teléfono fijo, su único medio válido, porque aunque tienen teléfonos móviles para conseguir algo de cobertura deben alejarse al menos un kilómetro del pueblo. El mecanismo para hablar mediante satélite que les dieron como parche, tampoco funcionó.

Ahora ya tienen teléfono fijo, se ha hecho la reparación de la avería que fuera. Pero, claro, como ahora el teléfono es más importante, aunque solo sea para llamar al médico, los que no lo tienen lo quieren. Así que podía haberse producido un crecimiento de líneas en un punto de España en proceso de despoblación, pero no ha sido así. Sí ha crecido la población , gracias a eso que se ha hablado de la oportunidad que abre la pandemia. Efectivamente, gente que no vivía habitualmente en el pueblo se ha trasladado a la casa que posiblemente solo usaban en verano. Pero quieren teléfono.

Algunos, más osados, desean internet fiable, como los dos que decidieron trabajar desde Barcones y tuvieron que volverse a sus ciudades por la escasa fiabilidad de la conexión que llegaba a través de la línea de fijo averiada. Bueno, pero los que quieren teléfono fijo no piden tanto, quieren algo que a los urbanitas nos imponen las operadoras cuando nos instalan internet por fibra óptica y cuyo número muchos desconocemos porque usamos el móvil y el fijo es algo virtual, porque en muchos casos ni se instala el terminal.

Pues los nuevos solicitantes de línea de teléfono fijo en Barcones tienen que esperar a que se muera un usuario y deje libre una línea, porque solo hay para 50 y nadie quiere invertir un euro en la España que se vacía, o vacían, porque parece que cada vez tienen más razón los que hablan de la España Vaciada. El caso de Barcones es ejemplo de cómo no se combate la despoblación. Casi se podría decir que se ha topado la población de ese pueblo, porque se ha convertido en indispensable contar con un teléfono fijo para poder hablar con el médico pero es imposible conseguirlo. Los urbanitas debemos hacer un esfuerzo para entender que eso que pasa en Barcones en el siglo XXI no es una broma. Y también para comprender cómo son capaces de resistir y no marcharse del pueblo en el que solo cincuenta pueden tener teléfono.

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