Diario de Valladolid

JOSÉ LUIS PRIETO ARROYO

Corredor Atlántico, ¿un apeadero entre brumas?

TRIBUNA

Creado:

Actualizado:

TODOS LOS pueblos tienen derecho a la esperanza, incluso el leonés. Verdaderamente, que los leoneses todavía depositemos nuestra esperanza en algo es un milagro. No voy a empezar desempolvando el cúmulo de razones para la desesperación, ya lo hacen con notable éxito la larga retahíla de cazadores de victimistas; consúltenlos y obtendrán todo lo que desde hace cuatro décadas nos vienen arrebatando. Pero hoy toca hablar de esperanza, la que muchos leoneses hemos depositado en el Corredor Atlántico, esa red ferroviaria paneuropea que nació para pasar por otra parte, no por nuestra tierra, merced a las políticas practicadas por los gobiernos de Valladolid y Madrid, todavía hoy trabajando sin disimulo para que todo pase por esa aspirante a capital oficial castellano-leonesa. Honradamente, creíamos que sus maquinaciones para privar a León de lo que por geografía le corresponde estarían abocadas al fracaso cuando Bruselas dijo que ya valía de políticas de parvulario, obligando a nuestros dirigentes a aceptar el trazado actual del Corredor, que concede a León una posición logística relevante. Así brotó el primer atisbo de esperanza. Desafortunadamente para los leoneses, no todo puede hacerse desde Bruselas.

Efectivamente, hay algo que es obligado que haga el Gobierno de España: elaborar un Plan Director del Corredor Atlántico. Y no lo ha hecho. Desde luego, ha tenido tiempo desde que el 15/10/2018, el ministro de Fomento, Sr. Ábalos, comunicase, ante el presidente de Asturias, que lo presentaría «próximamente» y que contendría 19 líneas de actuación, así como que nombraría un coordinador del Corredor. Al respecto, los hechos son reveladores: el 20 de febrero de 2019, lo que Ábalos presenta es un power point en la sede del Ministerio de Fomento glosando las excelencias de este Corredor, «un auténtico proyecto de Estado» … «con vocación de compensar desequilibrios, recuperar retrasos y explorar capacidades…» -véase «Fomento presenta el Corredor Atlántico ferroviario» (eldiario.es 20/2/2019)-. Desde luego, en Bruselas saben lo que es un Plan Director, y el power point del ministro no lo es. En cuanto al nombramiento del coordinador del Corredor Atlántico, efectivamente, hay un coordinador europeo de este Corredor, el italiano Carlo Secchi, como también hay una coordinadora europea del Corredor Mediterráneo, la exprimera ministra eslovaca Iveta Radicova, y también hay un coordinador español de este Corredor, el valenciano Josep Vicent Boira, pero no busquen al coordinador español del Corredor Atlántico, no lo encontrarán; todo un síntoma que a la personalidad socialista gallega que le ofrecieron el cargo lo rechazara amablemente.

¿Y por qué no lo hay? ¿No sabe, no quiere, no puede? En 2014, desde Bruselas devolvieron al Gobierno Planes de Desarrollo Rural para que alguien se los redactase mejor; análogamente, ¿deberíamos pensar en «no sabe»? Cuando uno ha visto que Inversiones Territoriales Integradas aprobadas por importantes cuantías no fueron ejecutadas por falta de la aportación local complementaria, a nadie debería extrañar que pensemos en el «no puede». Ahora, echen un vistazo a lo que está ocurriendo con el Corredor Mediterráneo y se darán cuenta de que sabe y puede.

Entonces, ¿«no quiere»? Una simple concatenación de recientes titulares de prensa nos da un claro relato de la respuesta: «El Gobierno impulsará el ansiado corredor ferroviario Mediterráneo con los fondos europeos”»(Vozpópuli, 18/10/2020), o «El Corredor Mediterráneo recibirá el triple de inversión para ser un revulsivo ante la crisis del Covid» (El Mundo, 15/10/2020), o «El Gobierno triplicará la inversión en el Corredor Mediterráneo frente al letargo del Atlántico» (Faro de Vigo, 19/10/2020), contundentes afirmaciones que uno no puede evitar comparar con estas: «León se queda sin tiempo para definir las obras del Corredor Atlántico» (Diario de León, 4/10/2020), o «El oeste que vive con la urgencia de redes ferroviarias obsoletas» (Diario de León, 17/10/2020), o «Torneros se quedará sin fondos de la UE por no contar con acceso al tren» (Diario de León, 22/10/2020), o «Silván acusa al actual Gobierno de boicotear la Plataforma Logística de Torneros y frenar el Corredor Atlántico» (ileon, 21/10/2020), o «El Corredor Atlántico no sale en el Plan de Inversiones remitido al Gobierno por la Junta» (Diario de León, 21/10/2020). Y ello a pesar de que «El Corredor Atlántico supera al Mediterráneo en tráfico de mercancías», (Aeutransmer.com, Revista logística de Transporte y Almacenaje, 10/12/2019). Simples botones de muestra que nos permiten rescatar aquello de «entre todos la mataron y ella sola se murió».

Hecha la afirmación «el Gobierno no tiene Plan Director para el Corredor Atlántico», en un país normal gobernado por políticos normales, no deberíamos tardar lo que lleva un Consejo de Ministros en recibir una explicación que incluya el que, si no hay Plan Director, no habrá Fondos europeos para el Corredor Atlántico; fondos de los de verdad, no para entretenimiento, que es lo que nos espera si el Plan Director no llega en tiempo y forma a Bruselas. Claro que, seguramente, esto es lo normal, es decir, lo de siempre: se engaña con fines de lograr un acuerdo (la Diputación de León, por ejemplo), a sabiendas de que no se va a cumplir, porque lo que verdaderamente sí es un «proyecto de Estado» es aprobar los Presupuestos Generales del próximo año, negociación que requiere de los votos de unos socios para quienes el Corredor que de verdad interesa es el Mediterráneo. Y nadie se rasgará las vestiduras, salvo algunos socialistas leoneses que no solo se sentirán engañados, sino también traicionados, viendo cómo sus correligionarios madrileños y pucelanos les vendieron una mesa coja a cambio de un Corredor vital para la región.

No tienen motivos para estar más contentos los populares leoneses, al ver cómo sus caza-victimistas se ven obligados a disparar contra sí mismos mientras con la culata se cargan el espejo retrovisor, caso del senador Silván arremetiendo contra el Gobierno por hacer exactamente lo mismo que él cuando, como consejero de Fomento de la Junta de CyL, tuvo en sus manos el poder de favorecer la causa leonesa del Corredor Atlántico e hizo todo lo que pudo por arruinarla.

Y es que el Corredor Atlántico, por lo que afecta a los leoneses, nació entre sospechas y trata de abrirse paso entre brumas, aunque a alguno le gustaría verlo terminar convertido en un macabro apeadero, azotado por el devastador vendaval de la indiferencia ante una vía de ilusiones muertas. Pero bien podríamos disponer de una muy distinta señalización. Desde luego, hemos de partir de que hay (siempre lo ha habido) un plan deliberado de desviar todos los fondos europeos para un Corredor Mediterráneo, por otra parte, ya bien iluminado (se trata de modernizarlo, no como el Atlántico, que necesita de actuaciones básicas), sin necesidad de añadidas señalizaciones, como el hecho de que el ministro de Transportes, señor Ábalos, sea de Alicante, y el secretario de Estado, señor Saura, de Murcia. Ya ve usted: ponga un valenciano en el Gobierno y su pueblo cogerá el tren; ponga un leonés y no saldrá del apeadero, que todo hay que decir y reconocer, con más dolor que vergüenza si cabe. Como tampoco hay que callar que, en tal caso, muy bien para el paisano Ábalos, muy mal para el hombre de Estado que debería ser el ministro de Transportes.

Y, sin embargo, sí hay motivos para le esperanza. Sin entrar en detalles, propios de otro formato discursivo, varios pasos parecen de obligado cumplimiento: a) la institucionalización del Espacio Noroibérico como aval geopolítico del Corredor Atlántico, aunando en un único proyecto de desarrollo y cohesión territorial los dispersos planteamientos de entidades e instituciones tanto públicas como privadas que, trabajando en la misma dirección, lo hacen de manera aislada e infructuosa, sin ánimo de señalar a nadie; b) la creación de una entidad de gestión del conocimiento a la manera de la apuntada en el Manifiesto por el Noroeste Ibérico (Primer Congreso Territorial del Noroeste Ibérico, UNED, Ponferrada, noviembre de 2012), es decir, una Agencia de Cohesión Territorial Noroibérica, con participación de todas las universidades del Espacio Noroibérico (Galicia, Asturias, Región Leonesa y Región Norte de Portugal) generadoras de conocimiento en desarrollo territorial, singularmente, en transportes, energía y comunicaciones, y la inclusión de un Patronato de entidades e instituciones públicas y privadas transautonómico y transfronterizo que garantice su viabilidad y sostenibilidad, y c) la creación de una banca noroibérica. De esto se hablará en el Tercer Congreso Noroibérico, a celebrar en Lugo cuando la pandemia lo permita.

Las tres líneas básicas apuntadas pueden abordarse técnicamente. No son una quimera, ya hay procesos análogos que han resultado exitosos ante desafíos no menos complejos, considerados antes de su resolución como imposibles, soluciones calificadas entonces de revolucionarias que demostraron ser salvadoras. Estoy convencido de que para el Corredor Atlántico no hay otro camino que el que a alguno sonará, el de la organización funcional en redes territoriales y un fuerte impulso tecnológico en las áreas arriba señaladas. Llevará algún tiempo, nos habremos quedado sin los trenes de Ábalos, Silván, Quiñones y Mañueco, pero habremos hecho lo necesario para que se eche a andar el verdaderamente importante, el de la esperanza en un futuro mejor para nuestros hijos, esa nueva Ruta de la Seda que tiene su trayecto ya trazado y que ellos habrán de recorrer, pero sin para ello verse obligados a abandonar su tierra. Aunque antes el Espacio Noroibérico tiene que conseguir llegar, por la vía más directa posible, a Zaragoza.

José Luis Prieto Arroyo  es profesor universitario y escritor.

tracking