«El día que pare, me muero»
A sus 86 años, este vallisoletano del Club Arroyo participa sin mirar su DNI en las pruebas populares de hasta cinco kilómetros / Todo un ganador de la carrera de la vida que no tiene prisa en parar
Lograr la eterna juventud es un objetivo que la humanidad ha buscado con ahínco desde que el mundo es mundo. Desde la antigua China a los alquimistas del medievo y hasta los del Renacimiento se avocaron a la pesquisa del elixir de la vida eterna, así como de incontables pócimas de todo tipo para detener el envejecimiento.
Todos ellos, reyes, médicos, actores, deportistas, darían lo que fuera porque Tomás Álvarez les dijera su secreto. A sus 86 años sigue practicando atletismo, incluso con la participación en carreras populares, y además, no hay un día que no falte a su cita con el gimnasio X-Perience Sport Club donde corre media hora. Aunque él lo tiene claro, el secreto es «hacer ejercicio» todos los días. Sin duda una de las imágenes más llamativas que se puede ver en el centro deportivo. Al igual que cuando compite entre jóvenes y lograr entrar en la línea de meta. La mayoría de los aplausos, como no puede ser de otra forma, son para él.
Tomás lleva toda su vida corriendo, aunque no empezó a tomárselo en serio hasta que se casó, allá por los años 60. Antes siempre entrenaba en las antiguas pistas de atletismo del Cementerio con un entrenador italiano que contrató la Federación. En aquella época él lo hacía para «estar en forma». Luego su currículum es impresionante. Ha participado en los maratones de Madrid y de San Sebastián (Behobia), aunque la carrera que más le gusta, y la que le «encantaría volver» es la de Panes-Potes. «Una carrera preciosa por el desfiladero de la Hermida, es la más bonita que he hecho».
Su afición es tan grande que si por él fuera seguiría corriendo maratones, «pero en casa me dicen ‘no vayas por si te pasa algo’». Aunque es su mujer y su hijo los primeros que le animen a que no le deje. Saben que no podría vivir sin ello. «Yo siempre digo que lo que hecho anteriormente lo he metido en una caja fuerte y ahora lo estoy sacando», y es que si de algo tiene ganas este vallisoletano es de seguir corriendo la carrera de la vida.
Según sus cálculos, durante estos más de 50 años que lleva «gastando zapatilla» habrá dado la vuelta al mundo dos veces . Sí, como suena. Ha calculado que cada año corre unos 1.600 kilómetros . Profesor mercantil de profesión, posteriormente entró a trabajar en la Fundación Municipal de Deportes y allí el destino le siguió uniendo al atletismo. Junto con el mítico Fernando Alonso, le tocó organizar el primer maratón que se celebró en Valladolid. Por supuesto que participó pero también puso su granito de arena en el estreno.
«NO ME PRIVO DE NADA»
Tenis, esquí, ciclismo, golf son otros de los deportes que este Dorian Gray deportivo también ha practicado. Y que nadie busque el elixir de la juventud en su alimentación porque «como de todo y no me privo de nada», revela. Hasta el punto de que «si hay que beber vino se bebe, si hay que beber agua, se bebe», bromea.
Álvarez quiere servir de ejemplo para gente de su edad, pero reconoce que más que físico lo que se necesita es «fuerza de voluntad». No conoce a mucho gente que a su edad siga corriendo, recuerda a Isaías Granado, aunque evoca a otros amigos que ya no están como José María Turrau, que era un «ejemplo» para él tanto en las pistas como fuera de ellas. A Álvarez le gustaría que la gente de su edad hiciera más deporte porque en su opinión, es «la mejor medicina».
En estos momentos, la falta de logística (ya no tiene coche) le impide competir en pruebas fuera de su localidad, Arroyo de la Encomienda, aunque si por él fuera, se apuntaría a un bombardeo.
De esta manera su zona se limita a las pruebas que se realizan en el municipio vallisoletano. Tomás realiza carreras de hasta cinco kilómetros (por ejemplo la Milla San Antonio o la del Turrón) y se mueve en tiempos de 45 minutos. Y no, no se cansa, porque él lo tiene claro, «el día que me canse, me muero».