6-D: mirar para otro lado
EL REFERÉNDUM de la Constitución me pilló en la mili. Si voté a favor fue más porque los militares fachas que tenía alrededor la repudiaban y poco hicieron para facilitar el voto a los soldados. Hoy cumple 41 años y se ha convertido en un arma arrojadiza de unos contra otros. A la derecha le interesa más, a juzgar por sus manifestaciones, aquello que proclama la unidad de España. Compiten entre ellos y en esa competencia ha ganado votos la ultraderecha. Curiosamente esa parte de la Constitución se ha cumplido en estas cuatro décadas, a pesar de quienes legítimamente han defendido sin éxito otras opciones. Sin embargo, a esos constitucionalistas de bandera poco les importa que cinco años después de la peor crisis que ha tenido este país la llamada Carta Magna choque contra los que peor lo pasan.
Juzguen ustedes lo que les importa a algunos los cuatro «valores superiores» que consagra esta ley de leyes: libertad, justicia, igualdad y pluralidad.
Poco les oigo abanderar la lucha por la igualdad en el trabajo. Menos aún el derecho a «una remuneración suficiente». Aún menos que tengamos un sistema tributario progresivo (se asustan con los impuestos a los ricos). Y no digamos eso de garantizar (al medio rural) las prestaciones sanitarias o defender de hecho una «distribución de la renta regional y personal más equitativa».
Tal que vez si quienes han decidido dedicarse a la política pensando noblemente en el bienestar de los ciudadanos se leyeran un día al año la Constitución podrían ponerse deberes para los 365 días siguientes.
Pero no, la Constitución es papel mojado para muchos. Y los hay que están interesados en lecturas sesgadas de algunos derechos. Esta semana conocimos el informe PISA que sitúa a Castilla y León en la élite de la educación. Pero en esto hablamos de medias. Hay otro informe paralelo y menos complaciente que dice que en España «los alumnos pobres repiten cuatro veces más», que «a igual rendimiento escolar el sistema castiga más al alumno pobre»… y en Castilla y León el porcentaje de repetidores supera la media, según la ONG Save the Children.
No estaría de más que quienes hacen o difundimos medias seamos conscientes de que en muchos de los derechos que garantiza esta Constitución hay una parte de excluidos. Que mientras los gobiernos nacionales, regionales y locales no consigan integrarlos, la ley de leyes se incumple por la parte más débil. Eso también debería ser anticonstitucional, pero algunos de los que se consideran constitucionalistas prefieren en esto mirar para otro lado.