MONTAÑISMO
Un ‘Ironman’ rústico
‘TECHOS DE CASTILLA Y LEÓN NON STOP’. Nacho Sáez y David Príncipe conquistan las cimas de la Comunidad en un reto en el que han conjugado trail, ciclismo, escalada, natación y senderismo
Salvador Dalí se vanagloriaba de su particular manera de ver el mundo. ‘Mi locura es sagrada, no la toquen’, rogaba el genio catalán. Y, es que, la locura es el punto en el que fantasía y realidad se cruzan; una posición geolocalizada para David Príncipe y Nacho Sáez en lo alto de los techos de Castilla y León, testigos de su bonita aventura.
Bajo el título ‘Techos de Castilla y León non stop’ comenzó a escribirse en junio de 2016 una historia de aventuras con dos amigos de la juventud como protagonistas. Uno, Nacho Sáez ‘arrastró’ al otro a la montaña hace 30 años. Ahora han disfrutado juntos de las inmejorables vistas que ofrece la Comunidad desde sus cotas más altas.
Conquistarlas no era una hazaña vestida de reto -sobre todo para Sáez, un montañero que ha coronado las 450 cumbres de más de 2.000 metros que habitan en Castilla y León- así que le hicieron un traje a medida. Propusieron cubrir en un solo día la distancia entre el centro de cada capital de provincia y el techo de la misma utilizando diferentes herramientas. Así, el trail, el ciclismo, la escalada, la natación y el senderismo se convirtieron en los pinceles con los que pintar una historia que sus protagonistas bautizan como «locura».
«No nos lo hemos planteado como una cronoactividad», explica Sáez. Saborear la experiencia era el primer mandamiento de estos dos montañeros -a los que les acompañó en algunas de sus salidas Marcos Alonso, el tercer ‘mosquetero’-. «Ha sido un triatlón asalvajado, un triatlón rústico», bromea Príncipe.
El Cristo del Otero fue la casilla de salida de un reto que ha llevado tres años en su ejecución y que fue premiado el pasado fin de semana en la Gala de los Deportes de Montaña de Castilla y León -donde también fueron reconocidos los vallisoletanos Manuel Martín, Rocío Carranza y Jesús Elvira por el Trofeo Cumbres y el hermano Sierra por su labor de divulgación desde el San José-. Los ojos de la escultura palentina dieron fe de la primera etapa, que acabó con la conquista del Curavacas.
A ese capítulo se siguieron otros, cada uno con su historia. El Moncayo en Soria, El Cuchillejo en Valladolid -el único que no llega a los 2.000 metros-, Peñalara en Segovia, el Almanzor en Ávila, San Millán en Burgos, Peña Trevinca en Zamora, Canchal de la Ceja en Salamanca,y se fueron sucediendo hasta llegar al punto y final en la cima del Torrecedero en León.
David y Nacho dejaron la asignatura hueso para el final. «A nivel logístico la más complicada fue la primera, porque la inexperiencia es un grado y no sabías si lo ibas a soportar, pero a nivel físico fue Torrecedero», asegura Príncipe, que explica los motivos: «La subida en sí es exigente. Si sumas 150 kilómetros de bicicletas la hace un reto potente». Tampoco fueron paseos por el campo las etapas de Peña Trevinca – donde salieron a las 6 y media de la mañana y finalizaron a las 2 de la madrugada- o el Moncayo: «Cuando salimos estábamos a menos 10 grados. Nos miramos con cara de qué estamos haciendo», confiesa David Príncipe.
Sáez y Príncipe han demostrado ser hombres del Renacimiento en plena naturaleza. Lo demostraron cuando cruzaron a nado el pantano de Ruesgo o el lago de Sanabria en el camino hacia la cima o cuando les tocó tirar brevemente de conocimientos de escalada, pero además hicieron gala de un excelente gusto para planear sus retos. Pasaron de lo urbano a lo rural dejando atrás postales como la plaza de Santa Cruz, la Estatua del Cid o el Acueducto de Segovia o la Catedral del León y por el camino disfrutaron del paisaje de la senda del Duero, el Camino Antonino, las Pesquerías Reales, el Camino de Santiago o la Ruta de la Plata.
Al final, la sinopsis de esta historia la resumen perfectamente sus dos protagonistas. «Se trata de pasarlo bien. Tener montaña y amigos es un lujo y, si además, tienes un hilo conductor es más fácil. No sólo compartimos afición, también la manera de entender la montaña. No se trata de ir lejos. Cerca de casa tenemos de todos los tipos, un lujo que tenemos en nuestra Comunidad Autónoma», asegura Nacho. «Cuando acabamos la última dijimos que esto no podía acabar. Vamos a hacer otros retos», promete Príncipe.