Diario de Valladolid

VALLISOLETANOS OLÍMPICOS

Sincronizada con la historia

LAURA LÓPEZ VALLE. La vallisoletana formó parte de la generación de oro de la natación artística que se alzó con la medalla en los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008

Laura López Valle posa en la piscina de Huerta del Rey -con su foto al fondo- con sus recuerdos de Beijin 2008, la mascota Jingjing y la medalla de plata.-J. M. LOSTAU

Laura López Valle posa en la piscina de Huerta del Rey -con su foto al fondo- con sus recuerdos de Beijin 2008, la mascota Jingjing y la medalla de plata.-J. M. LOSTAU

Publicado por
Guillermo Sanz

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En la delgada línea entre el mito y la realidad surcó los mares el veneciano Marco Polo. El mercader volvió del lejano oriente con las bodegas repletas de historias de aventuras que escuchaban los curiosos. Ocho siglos después, Laura López Valle tomó la misma ruta que el italiano, pero ella no volvió con especias y sedas en el equipaje. La nadadora volvió con una medalla de plata que da veracidad a su leyenda.

El viaje de Laura López Valle a los Juegos Olímpicos de Pekín los comenzó a planifica el destino cuando aún era una niña. Casi entre biberón y biberón creció a los pies de una piscina, donde su madre Carmen Valle forjaba a las sirenas del Fabio Nelli, club que la vio nacer y que hoy entrena. Pocos podrían imaginar que en pocos años esa niña se zambulliría en una piscina olímpica.

Con 16 años entró en la selección y cuatro años después pisaba un escenario que sólo había podido ver hasta entonces por la tele. «Yo tuve la suerte de entrar en la época dorada de la sincro. La presión era más por entrar en el equipo titular, que estaba muy cotizado, que por que se clasificara España para los Juegos Olímpicos», algo que se daba casi por hecho.

El primer deseo se cumplió durante un Campeonato Internacional en Barcelona. «Ese día se cumplía la fecha para inscribir a los deportistas en los Juegos Olímpicos. Me llamó mi padre. Me lo dijo antes que Anna Tarrés, porque estábamos en plena competición», recuerda.

Poco tiempo después, Laura López Valle comenzó un largo viaje hacia su sueño que despegó de Madrid, donde se citó a todos los deportistas que viajarían hasta China. Antes de montar en el avión ya hizo escena la primera anécdota: «El día anterior nos entregaron las equipaciones oficiales. Nos quedaban grandes y tuvimos que ir al COE a cambiarla», recuerda. Esa ropa entró en una maleta cargada de sueños destino a Pekín.

Después de dejar las maletas en la Villa Olímpica, «una ciudad de deportistas» -como la define López Valle, fue el turno de vestirse para el desfile inaugural. «Fue el segundo mejor día de mi vida, después de la medalla. Desde que empiezas a prepararte es un momento de adrenalina increíble», confiesa.

El paseo de España por el estadio olímpico dejó para el recuerdo un encuentro con uno de los mejores tenistas de la historia: Rafa Nadal. «Ya era un icono del deporte y me llamó la atención su naturalidad. Se acercó y se presentó. Fue un momento muy gracioso, porque todas le conocíamos y bromeamos con él… ¿Rafa Nadal?, no me suena», bromea.

La espera desde el encendido de la antorcha hasta el debut fue largo. Dos semanas por delante que Anna Tarrés quiso explotar al máximo, tanto que burló alguna norma. «Se le ocurrió ir a Shanghái a entrenar porque el tiempo de entreno era muy limitado y quería aprovechar el tiempo al máximo», explica la nadadora, que recuerda cómo sumaron horas de trabajo en casa del cónsul español y en un hotel. «Nos llegó a seguir la policía china porque no estábamos en la villa», explica la vallisoletana.

Los días y las noches se fueron sucediendo hasta el gran momento en el Cubo de Pekín. La rutina técnica situó bien al combinado nacional, que el 23 de agosto del 2008 se sumergió en un mar de plata. La magia de la globalización hizo que la música africana abriera la puerta de la Ciudad Prohibida para España. «Sabíamos que teníamos que hacer algo diferente. China estaba muy cerca y teníamos que romper», asegura Laura López Valle, que añade: «Finalmente conseguimos lo que las expectativas mandaban», un podio a poca distancia de las todopoderosas rusas.

En el podio, las lágrimas de felicidad impedían enfocar una fotografía para la historia. «En ese momento sólo te sale llorar y pensar en que todo el trabajo había tenido su recompensa». Después de pasar por los ‘vampiros’ del dopping, Laura López Valle disfrutó de su medalla de plata con el mismo gusto con el que lo hace un niño con una de chocolate. Sin embargo, su aventura olímpica no escribió más capítulos, un año después abandonó la selección -por desavenencias con Anna Tarrés- y con ese paso cortó el camino a Londres 2012. «Alguna vez sí he pensado que podría haber llegado, pero no me arrepiento de haber encauzado mi vida en ese momento», asegura.

López Valle dejó sin embargo una huella en la ciudad. «Tengo la satisfacción de que aquello ocasionó un boom en Valladolid y el Fabio Nelli creció muchísimo», admite la entrenadora que ha vuelto a la selección española, en esta ocasión a pie de piscina: «Me conformo con haber llegado a un Mundial Infantil. El tiempo dirá si alguna vez vuelvo a unos Juegos Olímpicos, pero es algo súperdificil. Por ahora me encanta que algunas de las niñas que he entrenado puedan llegar a Tokio 2020» asegura.

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