Diario de Valladolid

EDITORIAL

El largo e intrincado camino de las adopciones

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UN MILLAR de familias de Castilla y León se encuentra a la espera de adoptar niños, en un proceso que acostumbra a ser largo e intrincado y que ha experimentado un cambio de tendencia en los últimos años. La crisis económica y el cierre de fronteras en algunos países han hundido las adopciones internacionales, a las que antes acudían muchas familias o personas individuales al resolverse, en general, en menos tiempo que las nacionales. En la actualidad, se produce el proceso inverso y son más los niños españoles adoptados que los procedentes del extranjero.

Entre estos últimos, el año pasado solo llegaron 27 a Castilla y León, seis más que el 2016, pero la diferencia no es atribuible a un repunte, sino a la resolución de más expedientes. El hecho cierto, es que las adopciones internacionales han caído en picado desde 2006, cuando se llegaron a contabilizar en Castilla y León 256 menores extranjeros adoptados. Buena parte de esta caída se explica por la decisión de cerrar fronteras adoptada por parte de China, Rusia y Ucrania, tres de los países que más expedientes gestionaban.

En el primero, tras un cambio normativo en 2006 y el colapso administrativo que se produjo por el elevado número de solicitudes, desde 2014 sólo se tramitan adopciones de menores con circunstancias especiales. En Ucrania, los procesos se paralizaron a partir de 2008 y, en Rusia, aunque oficialmente no están cancelados, los expedientes que se tramitan son mínimos.

A ello se añade que en otros países, el elevado volumen de peticiones desembocó en una excesiva demora de los plazos para la entrega de los niños. Esta circunstancia, junto con el incremento de costes, o el bloqueo de expedientes, condujo a que algunas familias renunciaran a este método. Estos cambios se produjeron, además, en plena crisis económica, lo que redujo las posibilidades de costear unas adopciones que resultan muy gravosas si son internacionales.

Debido a este cúmulo de circunstancias, las peticiones para adoptar a niños españoles han ido creciendo, mientras que se reducían las de menores procedentes de otros países, hasta desembocar, el pasado año en 103 solicitudes para el primer caso frente a 18 para el segundo.

Pero a las dificultades para sumar a la familia hijos en adopción se añade el largo tiempo de espera desde que se toma la decisión hasta que llega a hacerse realidad, que ha ido incrementándose con los años. Si en 2012 rondaba los 4 años y 10 meses, en 2015 ya era de cinco y desde 2016 supera el sexenio.

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