Diario de Valladolid

BORJA BARBERO

Un ‘cowboy’ bajo palos

El portero vallisoletano ultima sus estudios de doctorado en Estados Unidos mientras defiende la portería del Texas A&M de la NIRSA

Borja Barbero realiza una espectacular estirada durante su etapa de jugador en el IONA de Nueva York.-E.M.

Borja Barbero realiza una espectacular estirada durante su etapa de jugador en el IONA de Nueva York.-E.M.

Publicado por
Guillermo Sanz

Creado:

Actualizado:

Varios siglos después de que Cara de Vaca o Juan Oñate pisaran Texas, un español ha llegado al ‘estado de la estrella solitaria’ para dictar con acento sureño una página de la historia del fútbol estadounidense.

En un estado en el que los rodeos y el fútbol americano centran las miradas de sus habitantes, un vallisoletano ha logrado hacerse un hueco bajo palos, defendiendo la portería del Texas A&M.

El camino de Borja Barbero hacia la tierra de las oportunidades comenzó a los pies de Parquesol. Después de arrebatarle como benjamín una liga a la cantera del Real Valladolid enrolado en el Amanecer, pasó la prueba para vestir de blanquivioleta. Los Anexos del José Zorrilla hacían presagiar desde pequeño que bajo los guantes había talento. «Me gustaba más hacer la parada salvadora en el último minuto que meter el gol de la victoria», reconoce.

La puerta de Zorrilla no se abrió, pero sí la de la universidad. Con 17 años recibió la propuesta del IONA College de Nueva York para ir con una beca a estudiar bioquímica. El sueño americano tomó cuerpo pronto y le colocó defendiendo la portería del equipo universitario en la NCAA de División 1, dejando aparcado un tren que nunca sabrá a dónde llegaría (su compañero de portería Julio Iricibar llegó a debutar con el primer equipo). Borja sabía que el fútbol era una pasión, pero no una herramienta con la que construir su futuro: «Tenía muy claro que con el fútbol se ganan la vida muy poco. Es verdad que estaba a un paso del primer equipo, pero dar ese último salto es muy complicado», entiende.

EE.UU. le servía sobre el mantel todo lo que quería: estudiar y seguir ligado al balón. Como un Gael (sobrenombre del equipo del IONA) más, empezó camino en un paisaje nuevo: «Tuve la suerte de que en el equipo tenía tres compañeros que venían de España. Nos dio la impresión de que aquí el fútbol no era tan técnico como el nuestro y nosotros intentábamos hacer un fútbol más controlado», recuerda.

Aplicado dentro y fuera del césped, Borja decidió dar el último bocado a la Gran Manzana y poner rumbo al sur, donde la Universidad de Delaware le ofrecía un mejor programa de bioquímica y un equipo de fútbol fuerte. Como Blue Hen, entrenaba en un «campo mejor que en el que entrena el primer equipo del Real Valladolid» y fue nombrado dos años el mejor portero de la conferencia.

En su último año ganaron la liga regular y el nombre del meta vallisoletano entró en la lista de jugadores que podían ser drafteados. Sin embargo esos flashes no deslumbraron al bioquímico: «De la gente drafteada a la que llega al equipo es muy diferente. No es como en baloncesto que sales con contrato.

Aquí vas a entrenar con el equipo y luego ves qué pasa», explica. Así, y sin ofertas que satisficieran sus expectativas optó por estudiar el doctorado en la Texas A&M, donde ultima sus últimas balas como jugador universitario en la NIRSA (una liga en la que los clubes están ligados a la universidad pero no forman parte de su staff deportivo). «Da mucha pena dejarlo, porque tus amigos siguen jugando a un nivel alto y a mí no me van a dejar jugar por unas normas universitarias que entiendo que no son sensatas, pero voy a barajar las opciones para seguir jugando, porque no sé lo que es no jugar al fútbol», confiesa.

Futuro ¿Retirada prematura?

Borja Barbero sabe que las opciones de continuar jugando al fútbol son pocas. La universidad en la que se está doctorando se encuentra a una hora y media en coche de la ciudad más próxima y eso hace que las posibilidades sean escasas. Sin embargo, como buen científico, buscará la fórmula para poder compaginar los estudios con el deporte, como ha hecho los últimos seis años en Estados Unidos.

Después de cuatro años en la NCAA y dos en la NIRSA su época de jugador estudiantil terminará con 24 años. Ante sus ojos, una prometedora carrera en el mundo de la bioquímica (trabaja en el laboratorio de la prestigiosa doctora Dorothy Shippen) y un final anticipado a su carrera deportiva.

El agente ‘00’

A Borja Barbero sólo le faltó el 7 para sentirse como James Bond. El meta pucelano vio cómo en Estados Unidos el dorsal 0 estaba permitido. La novedad le llevó a serigrafiar su camiseta con ese número en su etapa en Nueva York. Tras su traslado de Delaware, el portero no sólo mantuvo el cero, sino que sumó uno más. El 00 lució en su camiseta durante su etapa como Blue Hen, una decisión casi tomada por superstición. Los buenos resultados cosechados por el vallisoletano le animaron a seguir usando ese número tras viajar al estado de Texas. Sin duda, un gran compañero de viaje.

tracking