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EDITORIAL

Transparencia absoluta con las listas de espera

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la polémica suscitada por un documento sobre las listas de espera en el Hospital de Burgos, desvelado el pasado martes en el pleno de las Cortes por el procurador de Izquierda Unida, José Sarrión, se saldó ayer con la dimisión de su autora, la responsable del área quirúrgica del centro hospitalario.

La exhibición de este documento, que Sarrión presentó como una circular y el HUBU lo limita a una nota interna, pilló a traspiés a los responsables sanitarios, que ayer mismo reaccionaban descalificando una parte del documento y forzando, en consecuencia, la dimisión de su autora. El propio consejero de Sanidad, Antonio Sáez, expresó su desacuerdo con uno de los puntos del controvertido documento.

En él se indica que la evolución de la actividad quirúrgica en el Hospital de Burgos estaba siendo desfavorable en marzo respecto al mismo periodo del año anterior, algo que atribuía a la falta de personal en algunos servicios. También advertía de que la lista de espera se había incrementado, con lo que peligraba el cumplimiento del Plan Pericles de reducción de las listas de espera. Para mejorar la situación, proponía una serie de puntos. El más polémico, cuestionado por el propio Sáez, sugiere «contener, en la medida de lo posible, las entradas en la lista de espera quirúrgica, en lo que queda de mes dilatando el momento de inclusión» en las listas «de aquellos pacientes en los que su clínica así lo permita». El consejero de Sanidad precisó ayer que la inclusión en las listas para ser operado debe realizarse el mismo día o al día siguiente a lo que indique un médico, y no postergarlo hasta final de mes.

Responsables del HUBU matizaron ayer que el controvertido documento no era sino una nota interna que la subdirectora médica responsable del área quirúrgica había redactado para una reunión con jofes de servicio que llevan a cabo intervenciones, a principios de marzo. Sin embargo, este periódico pudo saber que el documento sí era conocido por la Gerencia del centro hospitalario.

Resulta increíble que un documento de estas características, en el que aparecen los membretes del HUBU y de Sacyl, solo fuera una «nota interna» ajena a los superiores de la subdirectora médica, más aún cuando ha pasado más de un mes desde su elaboración. Lo más graves es que siembra dudas sobre la transparencia con las listas de espera, que debe ser absoluta, porque estamos hablando de algo tan delicado como la salud de los ciudadanos.

Sería insultante que la mayor preocupación de los responsables sanitarios no fueran los pacientes, que soportan largo tiempo para ser operados, sino el mejor modo de ‘vestir’ las estadísticas para que resulten más favorables. La Consejería de Sanidad ya tiene bastantes frentes abiertos como para jugarse su credibilidad con algo tan delicado como las listas de espera.

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