Un buen balance sanitario sólo lastrado por las listas de espera
EL BARÓMETRO sanitario de 2016, realizado por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad en colaboración con el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) constata que los ciudadanos de Castilla y León puntúan casi con un notable la sanidad regional. Su percepción positiva aúpa a la Comunidad al sexto mejor puesto del país escanlando dos puestos respecto a 2015.
Esta favorable percepción ciudadana sobre la sanidad autonómica se une al liderazgo regional en la Educación, consagrado en el informe PISA, y al sobresaliente obtenido por la Comunidad en materia de Dependencia. Los tres estudios sobre los servicios sociales ponen de manifiesto las fortalezas de Castilla y León en estas materias básicas sobre la mayoría de las regiones españolas.
Sin embargo, el Barónetro no deja en buen lugar el estado de las listas de espera hospitalarias, el gran lastre de Castilla y León en materia sanitaria. Los ciudadanos de la Comunidad son los que peor valoran de España la gestión de la Administración. Nada menos que el 36% considera que la situación de las listas de espera hospitalaria ha empeorado y sólo un 8,9% estima que en 2016 fue mejor que el año anterior.
Los propios datos de la Consejería de Sanidad avalan la opinión de los castellanos y leoneses consultados por los responsables del barómetro. Sirva como botón de muestra el aumento de 27 días de espera media en la región para entrar en un quirófano al pasar de 80 a 107.
Las listas de esperan son el gran lastre de la sanidad de Castilla y León. Sobre todo, por los grandes desequilibrios que existen en zonas como Salamanca o El Bierzo, como lo ponen de manifiesto los propios datos de la Junta y las crecientes protestas de los ciudadanos en ambos territorios.
La Junta de Castilla y León tiene que corregir este desequilibrio, básicamente en las dos provincias que acumulan un inasumible, creciente y notable aumento de las listas de espera. Se trata de uno de los servicios y derechos más valorados por los ciudadanos.
Reducir drásticamente el tiempo de espera contribuiría a recuperar las posiciones de cabeza que ya obtuvo Castilla y León en 2010 y 2011, y sobre todo resolvería una de las mayores inquietudes de los castellanos y leoneses.
Para ello, la Consejería debería abordar ese análisis comprometido por el presidente de la Junta que permita clarificar por qué el modelo funciona bien en unos hospitales y mal en otros.
Abordar con diligencia este lastre servirá también para consolidar la fortaleza y el prestigio de una Comunidad autónoma líder en la gestión de los tres servicios sociales esenciales.