Diario de Valladolid

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TODO estaba listo y todo el mundo en el seno del Partido Popular preparado para que su presidente, Juan Vicente Herrera, anunciara lo que desean: que repetirá como candidato para dirigirles en el partido estos años que restan de cara a las elecciones municipales y autonómicas de 2019, y quién sabe si a unas terceras generales si todo se tuerce a nivel nacional y Rajoy no es capaz de sacar adelante los presupuestos.

Una espera y un deseo que Herrera rompió en tres minutos. Eso fue lo que duró el suspense. O, más bien, tres minutos para alargar aún más el suspense, la duda y la incógnita que mantiene en vilo a los ‘populares’ ante la sola idea de verse sin la protección que les brinda el liderazgo de Herrera.

No se engañen. Detrás de ese deseo de continuidad se esconde algo del merecido tributo al trabajo de años, y ahí están los resultados electorales, pero mucho de temor a la orfandad en la que se verían los ‘populares’ sin esa tranquilidad que ahora les da el sentir que Herrera está ahí y les permite mantener ese halo de sosiego en el que parece vivir el Partido Popular y que sólo se mantiene por la figura de Herrera.

En el PP, ni siquiera en Génova, sobre todo en Génova, no quieren abrir aún el melón de la sucesión del presidente del PP castellano y leonés y de la Junta. Saben que eso tiene que llegar de forma inminente, toda vez que el 2019 está casi a la vuelta de la esquina, por más que en política dos años no es que sean un mundo, son un abismo. Pero esa será otra batalla que nadie en el seno de la dirección nacional del partido quiere que se desencadene ahora, en apenas unos días, los que restan hasta ese 1 de abril en que tendrá lugar el congreso autonómico.

Por más que quieran lanzar mensajes tranquilizadores, que hablen de respetar los tiempos, las formas y sobre todo a Herrera, basta con ver las caras de la gran mayoría de los presentes y oírles en los corrillos tras la ejecutiva autonómica del pasado viernes para darse cuenta del canguelo que les produce la sola idea de tener que pensar qué hacer el día después de la posible no continuidad del presidente de la Junta al frente del partido.

Y es que todos son conscientes de que la no candidatura de Herrera destaparía las vergüenzas del partido y desataría esa lucha latente, que sólo frena su figura, por saber quién le sucedería. Eso también se escuchaba en voz baja en los corrillos del viernes. Eso, y el vértigo al día después.

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