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LA presidenta de las Cortes recibió en julio el informe del Procurador del Común sobre las quejas tramitadas durante el pasado año, con el que Javier Amoedo comparece el segundo miércoles de septiembre. Un calendario inadmisible para la gestión del malestar ciudadano, que Silvia Clemente ya ha anunciado que va a modificar de inmediato, de manera que el portavoz de la gente entregue su informe al parlamento en el primer trimestre y su comparecencia plenaria se tramite antes del verano.

El dato más relevante referido a 2014 es la caída de las reclamaciones recibidas. Un descenso que se acerca al cuarenta por ciento respecto al año anterior y que agrava el hecho de que todavía hay instituciones que ni siquiera contestan en el turbión de la crisis a las reclamaciones de la gente.

Con esta mengua, esquinazos y desplantes, la comparecencia sosegada del Procurador del Común, Javier Amoedo Conde, llama sobre todo la atención por su pauta tranquila y razonada. El fiscal Amoedo, que siempre tuvo el aprecio de sus alumnos, a los que preparaba eficazmente para las oposiciones, solía compartir a veces con ellos la ronda de vinos y camaradería por el barrio Húmedo de León. Esa misma capacidad de exigencia y buena disposición es la que trae ahora, una vez al año, al hemiciclo, cuando viene con el recado del malestar. Y lo sabe hacer con ponderación y sosiego, pero sin renunciar a la contundencia de su mensaje. Porque es muy consciente de que habla en nombre de quienes no tienen voz. Los enfermos, los pacientes mentales, los discapacitados, la gente que ha visto su estabilidad arrasada por el azote de la crisis.

Por eso es tan importante su intervención y resulta eficaz su denuncia. Al contrario que el resto de los discursos que brotan de las instituciones, aquí el protagonismo corresponde siempre a las víctimas, a quienes se sienten maltratados por la administración o desoídos en sus reclamaciones. Un discurso centrado en aspectos orillados por la corriente de los grandes temas. Que no son menudencias, porque afectan a la vida de la gente.

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