Ciudad incomunicada

ESTE MISMO periódico informaba hace días del retraso «sin fecha» que va a sufrir la apertura del nuevo y gran edificio de la Seguridad Social en Valladolid. Un retraso más en lo que constituye el fracaso de un proyecto y de una gestión: el de la transformación de una zona casi céntrica, pero separada del resto de la ciudad por la vía del tren, en lo que debería de haber sido el Valladolid del futuro. Plan para el que se contó con arquitecto de renombre y donde munícipes atrevidos llegaron a soñar en algún momento con lagos rodeados de rascacielos como en Central Park.

A los últimos esbeltos edificios allí construidos les pilló la crisis y se quedaron tapiados y por acabar. De varios solares que prometían más pisos y apartamentos de lujo han desaparecido los grandes carteles anunciando su próxima construcción. Y en la zona se reconoce bien a los locales del Ayuntamiento porque son los únicos que no tienen valla. El proyectado Centro de la Imagen, futuro e improbable sede de la Seminci y pretendido emblema de lo que iba a ser la flamante Ciudad de la Comunicación, lleva varias legislaturas sin arrancar: solar abierto por el que corren los conejos y donde tras cada «ñapa» puntual los más desaprensivos dejan apresuradamente sus escombros. No vale la pena pedir que se valle porque quizá iba a resultar peor, pero sí que se limpie un poco por decoro ciudadano y se retiren –por peligrosos– los cables enrollados que se dejaron en su suelo.

Ni hablar del denominado Parque de las Norias, abandonado a su suerte y riesgo. Se ha acometido, como reciente signo de «avance», la demolición de un edificio de Renfe donde hacían su vida los «ocupas». Y del soterramiento del ferrocarril ni rastro. Quitando la circulación de un autobús que pasa cada hora, el transeúnte se ve abocado a recorrer el deprimente y arriesgado túnel (pues también lo transitan las bicicletas) que sigue siendo el principal punto peatonal de conexión entre la ciudad en sí y esta parte sin comunicación o ciudad incomunicada.