Administraciones e impuestos

Hasta ahora, lo que nos enseña la experiencia a los ciudadanos de este país es que todos los partidos dicen que van a bajar los impuestos pero todos los suben. Eso sí, dependiendo de qué partido se trate, vemos que llevan en su programa la desaparición de alguno de los niveles desde el que las administraciones nos «fríen» con ellos: estatal, autonómico, provincial y municipal. Una de las propuestas de UPyD es la supresión de las diputaciones, a las que se define como «anacrónicas, redundantes y superfluas»; la postura de Ciudadanos al respecto no es menos contundente: eliminar las diputaciones como estructuras inútiles que provocan «innecesarias duplicidades administrativas».

Pero lo cierto es que, según desde las regiones donde se hable, unos ven menor o mayor sentido a esa decisión. Hay, así, quienes tanto en Andalucía como en Castilla y León defienden su conservación como única forma de supervivencia de los pueblos más apartados y pequeños. Sin embargo, si uno pregunta en muchas de esas poblaciones sobre esto se encuentra con que la visión que se tiene allí de las diputaciones y sus responsables no resulta muy halagüeña: quienes las representan aparecen a menudo como distantes o poco comprensivos y tales entes como meramente recaudatorios.

Lo que no es de extrañar. En ocasiones da la impresión de que los políticos utilizan estos organismos para premiar o castigar, dependiendo de que los pueblos estén o no gobernados por «los suyos». No se entiende tampoco su dispendio en oropeles, ocurrencias y proyectos, muchas veces ruinosos. En lo que ningún grupo de gobierno se queda atrás es en inventar nuevos impuestos. Y en Valladolid, sin ir más lejos, hay una nueva tasa que hace que –a la menor reforma realizada– pagues hoy con carácter retrospectivo casi el doble de lo que se pagaba hace un año. Recordemos que el imperio romano no cayó sólo por los bárbaros sino también por la carga excesiva de tributos a los que se llegó a temer más que a los bárbaros mismos...