Leña al beduino

EN LA víspera de nochebuena y con el año por delante que ahora empezamos a catar, Montoro convocó el Consejo de Política Fiscal y Financiera, para dar a conocer las medidas paliativas que permitirán financiar sin interés la deuda acumulada en estos años de aprietos por Autonomías y Entidades Locales. El ahorro para las comunidades va a ser de casi seis mil millones, mientras los empeños locales se verán aliviados en más de mil seiscientos. Este fue el Cuento de Navidad, cuyo envoltorio nos concedía un aguinaldo de 483 millones.

Aunque de los obsequios de Montoro, como de los compromisos de Soria, conviene no fiarse demasiado. Sin embargo, en este caso, dada su proyección sobre el año electoral, podía suponerse que habían echado las cuentas de verdad. Pues tampoco. Y eso que ya acumulamos la experiencia de los tumbos de su reforma local, capitaneada por el inefable Beteta, a quien conocimos parlamentando sobre aquel bochorno del tamayazo. En los tiempos de cuando Granados, cuya Operación Púnica destapará los secretos del sumario en veinte días. A pesar de semejantes prevenciones, resultaba imposible suponer tamaño desvío en el ministerio del dinero. Pero otra vez más volvió a pasar.

Claro que en esta ocasión el gazapo superó la broma de los trescientos millones. Así que cuando Herrera contrastó la propaganda con la letra del Boletín Oficial, se cogió un cabreo de los que marcan época. Y no se cortó un pelo, al calificar de mentiroso al ministro Montoro y a toda su corporación, provocando una enmienda del ministerio la misma tarde del lunes. Sin mucho consuelo, dicha sea la verdad, porque la rectificación seguía inflando el ahorro hasta casi 164 millones, después de una quita de 320. Todo esto ocurrió en los últimos días del año pasado, pero tendrá vigencia durante los meses venideros. Cuando un político experto y comprometido con su tierra, reacciona frente a los atropellos con la radical determinación que ha mostrado Herrera, que nadie especule con su retirada.