Ofrecido por la JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN
Ruta del vino de Ribera del Duero, como un brazo articulado que se mueve al unísono
La Ribera del Duero es, quizás, la Ruta que más fuerte ha apostado por ligar un territorio al enoturismo. Involucrando a ayuntamientos de Burgos, Soria, Segovia y Valladolid, en un terreno que abarca 115 kilómetros de esta a oeste y 35 de norte a sur, se ha conseguido aunar historia, patrimonio, naturaleza, gastronomía y vino en la que, con diferencia, es la Ruta del Vino de interior más visitada de España.
Si hay un río ligado a la historia del vino, ese es sin duda el Duero. A ambos márgenes de su cauce se ha ido desarrollando una cultura, un relato más bien, que a lo largo de los siglos ha permanecido invariable, contando la historia de pueblos que han crecido en torno al viñedo. En torno a la elaboración en un proceso casi litúrgico que, perfeccionado con los avances que se han ido sucediendo a lo largo de los siglos, nos llevan hasta nuestros días, donde se disfruta de unos vinos ampliamente reconocidos como una de las D.O. más apreciadas internacionalmente.
En una tierra dura, fuerte, con importantes oscilaciones climáticas, es donde se asienta un viñedo igual de fuerte que produce una uva adaptada a veranos secos e inviernos largos.
La vista queda ida ante tal sucesión de bellos paisajes en los que viñedos y pueblos van conformando un cuadro único
Se van sumando elementos que, como pinceladas, componen nuestra obra maestra: el castillo de Peñaranda, el Parque Natural de las Hoces del Riaza, o los Conjuntos Históricos de Gumiel de Izán, Rejas de San Esteban, Vadocondes, Peñafiel, Haza, Langa de Duero, San Esteban de Gormaz y Peñaranda de Duero. A lo largo de toda la Ruta, el viajero se encontrará con bodegas subterráneas, testigos centenarios de una forma de entender la cultura del vino única. Son los pilares de la arquitectura del vino tradicional. Galerías horadadas bajo las calles de los pueblos para conservar en las mejores condiciones un vino que con el paso de los siglos se ha convertido en algo más que un producto: un emblema.
Venir a la Ribera del Duero es saber que se viene a extasiar al paladar con una gastronomía con esencia propia. En cualquier rincón de esta Ruta, a cualquier asador que el viajero decida visitar, quedará prendido al instante de un aroma fácilmente distinguible. Fuentes y más fuentes de barro humeantes salen de los hornos de estos asadores desprendiendo un embriagador vapor de una pieza de carne espectacular. Es el lechazo asado, un plato que representa perfectamente la esencia de esta tierra. No puede faltan en la mesa una buena sopa castellana, morcilla IGP de Burgos, chorizo y setas para terminar la velada con dulces típicos como tortas de aceite, empiñonados, hojaldres y yemas.
Pero lo anteriormente citado no es la razón principal por la que esta Ruta del Vino es un destino turístico imperdible. El origen de todo, la verdadera génesis de esta historia, reside en la unión de sus gentes. 57 pueblos de Burgos, Soria, Segovia y Valladolid se sumaron para dar vida a un proyecto que los pone en valor a todos. Han creado una identidad, un sentimiento de pertenencia que va más allá de los códigos postales o los términos municipales. La Ruta del Vino de Ribera del Duero es atractiva porque quienes viven en ella y de ella todo el año creen en lo que hacen, viven lo que hacen y sienten lo que hacen. Por eso es la Ruta interior del vino con más visitas de España. Por eso es la tercera Ruta del Vino más visitada del país, sólo por detrás de Jerez y Penedés. Ribera del Duero, vista en un mapa, es una articulación que funciona perfectamente engrasada. Y cuando todos van a una, los proyectos se llevan a cabo, y esta Ruta, sirve de perfecto ejemplo para las demás.
RUTA DEL VINO DE RIBERA DEL DUERO
- DIRECCIÓN: Plaza del Trigo, 103ª planta. Aranda de Duero 09400 Burgos
- TELÉFONO: 947 107 254
- FACEBOOK: @rutadelvinoriberadelduero
- X: @RutaVinoRibera
- INSTAGRAM: @rutavinoribera
- YOUTUBE: Ruta del vino Ribera del Duero
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