Ruta del vino Sierra de Francia, el tesoro oculto de Salamanca

Al sur de la provincia de Salamanca, a un paseo en coche, se encuentra probablemente uno de los rincones más curiosos y pintorescos de nuestra geografía patria. Una coqueta serranía en la que conviven de forma orgánica pequeños pueblecitos arquetípicos serranos en los que el paso del tiempo ha dejado un aura especial y que en unos minutos paseando por sus calles nos invade de inmediato. Dichos pueblos se envuelven, cual manto, con bancales de viñedos cultivados de forma sostenible que parecen querer escalar las montañas de la sierra, regalando una postal idílica de la comarca.

Y es que La Ruta del Vino Sierra de Francia es un álbum de postales en las que los viajeros diseñan su propio recorrido, dejándose atrapar por un territorio enigmático, pero a la vez sencillo y preciosista. Inmersos en pleno corazón del Parque Natural Las Batuecas-Sierra de Francia, y en la Reserva de la Biosfera Sierras de Béjar y Francia, viajamos a descubrir el impresionante Meandro Melero o los valles del Río Francia y Alagón. A través del sendero de la Ruta de los Lagares Rupestres, conocemos como el vino es la alquimia de un territorio, lo cual nos habla del pasado vitícola de esta tierra.

Vino Sierra de Francia, es hablar de Rufete, la variedad autóctona. Pocas uvas ejemplifican mejor la singularidad de una zona, dura, con un clima mediterráneo húmedo y con suelos de granito y pizarra. Los viñedos centenarios, alineados en bancales que han ido ganando metros a la sierra con el paso de los siglos, aportan una uva de la que se pueden extraer unos vinos con una personalidad excelsa, muy reconocibles por su frescura, elegancia y complejidad. Tanto la Rufete, variedad tinta, como la Rufete Serrano Blanco son garantes de unos vinos exquisitos que acrecientan aún más el alto valor que las Sierras le otorga a su gastronomía. Junto a los vinos, el viajero no debe dejar pasar la oportunidad de deleitarse con unas patatas meneadas o el limón serrano, este último casi exclusivo de la zona. Por descontado, debe probar los embutidos serranos y si queda hueco, que lo habrá, mejor terminar el almuerzo con unas perrunillas o unos sacatrapos.

Otro de sus orgullos es su valiosísimo patrimonio arquitectónico. La Ruta del Vino Sierra de Francia se caracteriza por tener bellos pueblos repletos de callejuelas, donde las fachadas de sillares de granito en la planta baja y largas tramoneras en la planta superior, forman una estructura de vigas de madera entre las que se coloca sillarejo o adobe. Estos elementos arquitectónicos la dotan de identidad propia, y por ello acumula 37 Bienes de Interés cultural a lo largo de sus 22 municipios socios. El legado milenario de esta tierra es mimado y respetado por sus gentes, pues las fiestas, romerías, autos sacramentales y otras celebraciones aúnan todo el patrimonio cultural e inmaterial que engrandece más, si cabe, a una comarca y a una Ruta del Vino sorprendente, verdaderamente genuina y en la que conceptos como el tiempo, las prisas y el ajetreo son meras nimiedades que dejan de tener importancia en favor de la fascinación y la permanente sorpresa descubriendo cada rincón de la Ruta del Vino Sierra de Francia.

RUTA DEL VINO DE SIERRA DE FRANCIA