UN NUEVO TIEMPO POLÍTICO
Coalición con pegamento
PSOE y Podemos cierran filas para ocultar sus contradicciones e imponen la consigna de unidad. El pulso por conseguir el protagonismo mediático se evidencia en la primera semana de Gobierno
Pedro Sánchez tiene un modesto huerto en la Moncloa donde cultiva algunas hortalizas en los escasos momentos en los que el maremágnum político se lo permite. Cuentan sus colaboradores que no lo exhibe a las visitas y hay distintas opiniones sobre si en algún momento se lo ha llegado a mostrar al vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, con quien comparte el Gobierno pero no el palacio. La coalición ha comenzado a andar esta semana con una buena dosis de pegamento para intentar unificar de cara a la opinión pública la acción de un Ejecutivo que late con dos almas obligadas a caminar esposadas.
Las fricciones no pueden emerger porque PSOE y Podemos se juegan demasiado con un Parlamento fragmentado y la derecha echada al monte, pero la tos incómoda ha empezado a percibirse ya, de un lado y del otro. Nada grave, por el momento, dada la voluntad de ambos partidos de fraguar una legislatura larga en la que los ciudadanos puedan percibir, por fin, políticas reales tras un ciclo de parálisis. Sin embargo, esa voluntad convive con el miedo a ser devorado por el socio y que cristaliza en una pugna por la presencia en los medios de comunicación que tan bien ha sabido dominar Podemos desde su nacimiento, ahora hace seis años. Si las tensiones afectan al ritmo de acción de Gobierno está por ver. Por el momento, se ha aprobado una única medida, la subida de las pensiones. El resto de compromisos está sin calendario.
LAS TELES
Uno de los elementos de tensión que Sánchez e Iglesias tratan de gestionar es el protagonismo mediático. El martes hubo rueda de prensa del jefe del Ejecutivo en la Moncloa. Ese mismo día, por la noche, el vicepresidente buscó ocupar los titulares con una entrevista televisiva en horario de máxima audiencia. Y primer traspiés. El líder morado opinó que la justicia europea ha infligido una “humillación” a la española en las causas contra el independentismo, una reflexión que enervó al Poder Judicial. El Gobierno cerró filas y defendió la “libertad de expresión y crítica” del líder podemista, pero el asunto no gustó un ápice en la Moncloa. Ni por la tendencia de Iglesias a acaparar protagonismo ante la prensa, ni por el incendio ante los jueces en un momento de malestar por la designación de Dolores Delgado al frente de la Fiscalía General del Estado. El número uno de los morados, que había pedido su dimisión cuando ocupaba la cartera de Justicia, tuvo que apoyar ahora un nombramiento de difícil digestión en sus filas.
La historia se repitió con la decisión de Sánchez de mantener a José Félix Tezanos al frente del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Podemos había exigido su destitución y lo había denunciado ante la Junta Electoral Central por emplear el instituto de forma “partidista” para favorecer al PSOE. Esta semana, Iglesias asumió la decisión de Sánchez de mantenerlo en el cargo.
La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, se comprometió en su toma de posesión a derogar la reforma laboral, sin matices. La titular de Economía, Nadia Calviño, salió a corregirla y concretó que lo que se suprimirá serán aspectos “que han llevado a abusos”. La dirigente morada también sorprendió a sindicatos y patronal al asegurar que esta primera semana de Gobierno se reuniría con ellos, algo que finalmente no pudo llevarse a cabo. Entre otras cuestiones, porque la liturgia requiere de un encuentro previo con el presidente del Gobierno en la Moncloa.
DE REOJO
Que los esfuerzos por coser la coalición van en paralelo a la pugna por el foco mediático se volvió a evidenciar el viernes, tras un Consejo de Ministros en el que solo hubo nombramientos. A pesar de que no se aprobó ninguna iniciativa política, el Gobierno sorprendió con una rueda de prensa en la que comparecieron tres ministras. La presencia de la titular de Hacienda y portavoz gubernamental, María Jesús Montero, era obligada. A su lado estuvieron Isabel Celaá, como responsable de Educación, e Irene Montero, de Igualdad, para exigir al Ejecutivo de Murcia que retire el pin parental.
La sorpresa fue tal que los periodistas preguntaron si, a partir de ahora, siempre habrá un ministro de cada color en esa rueda de prensa. "En este Gobierno no hay ni ministros de Podemos ni ministros socialistas. Este es un Gobierno de coalición”, despachó la portavoz. Este lunes, Sánchez estará en TVE en 'prime time'. Y sigue sin respuesta por qué la titular de Igualdad no acompañó a la Reina el jueves a un acto sobre esa materia y sí estuvo en una entrevista en televisión.
Los socios se miran de reojo, pero aseguran que están aprendiendo a convivir “con normalidad”. En privado, los socialistas admiten que esperan que los morados pierdan 'punch' al irse enredando en los entresijos de la administración. Los podemistas reconocen que tienen que conseguir medallas propias para fortalecer a un partido que ha logrado entrar en el Gobierno, pero que se ha quedado en 35 escaños, lejos de los 71 que alcanzó cuando acariciaba el ‘sorpasso’ al PSOE.