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Ganadería

Castilla y León, líder del sector porcino

La Comunidad permanece en el vagón de cabeza de España como tercera en producción de carne de cerdo en un país que lidera la oferta europea con 4,8 millones de toneladas anuales / Un estudio de Cajamar e Interporc plantea los nuevos retos

Un cerdo de capa blanca mira a la cámara en el cebadero de una explotación de porcino. PQS / CCO

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Valladolid

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Castilla y León permanece en el vagón de cabeza del sector porcino en España, como tercera comunidad en producción con más de 600.000 toneladas de carne de cerdo. Solo se sitúa por detrás de Cataluña, que se dispara hasta rebasar los dos millones de toneladas, y Aragón, con alrededor de un millón. Es, así, una comunidad líder en un país que es líder en el sector en el mundo, ya que encabeza la oferta europea con 4,8 millones de toneladas de producción cada año. Se trata de una ganadería que sostiene alrededor de 30.000 empleos directos en España, más de 4.300 de ellos en Castilla y León.

Son algunos de los principales datos que maneja el estudio Los retos del sector porcino español, coordinado por el director de Innovación y Desarrollo Agroalimentario de Cajamar, Manuel Lainez y el veterinario especializado en calidad y bienestar animal, por parte de la Organización Interprofesional Agroalimentaria del Porcino de Capa Blanca (Interporc), Daniel Hernández. Una publicación recién presentada por Cajamar-Caja Rural e Interporc.

El informe, que configura un libro de 257 páginas editado por la entidad financiera, plantea los diversos retos a los que hace frente el sector porcino, tales como el papel de las cooperativas y la integración del ciclo productivo; el problema del uso de antimicrobianos para mantener un buen estado sanitario; los nuevos estándares de bienestar animal; la perspectiva de género; el relevo generacional en las explotaciones; la reducción de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y el resto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la mejora de la comunicación, entre otros.

Se trata de «un modelo de ganadería moderna y responsable que busca no solo liderar en términos de volumen de producción, sino también en calidad y sostenibilidad de sus procesos a lo largo de toda la cadena, y que se esfuerza en responder a las demandas de los consumidores y de la sociedad» destacaron Lainez y Hernández en la presentación.

El porcino supone el sector ganadero más importante de Castilla y León, pues representa más del 17% del total de la producción de la rama agraria y 1.300 millones de euros en valor de producción. El censo de porcino de la Comunidad se sitúa en 4,7 millones de cabezas, según datos de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de la Junta de Castilla y León. En cuanto a los empleos, si a los directos se suman los indirectos, la cifra repunta hasta los 15.000 en la Comunidad.

Castilla y León encabeza, por otro lado, el número de explotaciones ganaderas de porcino en municipios de menos de 5.000 habitantes, con el 92% de ellas, y el 75% está en los de menos de 1.000.

El estudio destaca también el menor número de explotaciones, que se han ido modernizando y han aumentado de volumen. Solo en los once años comprendidos entre 2009 y 2020 el número de explotaciones de porcino pasó de 7.316 a 4.643 en la Comunidad.

El presidente de Interporc, Manuel García, destaca que el sector «no solo lidera la producción europea, con una producción de 4,85 millones de toneladas, sino que además se erige como pilar fundamental de la economía del país al representar el 9,5% del PIB industrial». Por otro lado, se trata del sector ganadero «más significativo en España (el 40,7% de la producción final ganadera y el 15,8% de la producción final agraria); un gran motor del empleo (415.000 puestos de trabajo directos, indirectos e inducidos, el 2,3 % del empleo total de España); y nuestra capacidad exportadora juega un papel crucial en el equilibrio de la balanza comercial de España», añade.

Solo en 2023 España exportó 2,75 millones de toneladas de carne fresca y productos porcinos elaborados, según los datos de Interporc, a más de 130 países, destacando mercados importantes como China, Francia, Italia, Japón y Filipinas. Pero «más allá de los números, lo que realmente nos define a la industria porcina española es nuestro compromiso con la triple sostenibilidad en sus dimensiones económica, social y medioambiental. Un compromiso que refleja un modo particular de hacer las cosas. Un modelo de ganadería moderna y responsable que busca no solo liderar en términos de volumen de producción, sino también en la calidad y la sostenibilidad de sus procesos a lo largo de toda la cadena», precisa el presidente de la Interprofesional.

Los coordinadores del estudio, Lainez y Hernández, hacen hincapié en el marco mundial. Y es que a escala planetaria «la producción de carne porcina ha venido creciendo de forma sostenida en los últimos 20 años, con una media del 2,2% entre 2010 y 2020».

Asia y Europa

Fue el continente asiático el que lideró el crecimiento hasta 2010, pero «en los últimos 10 años presenta un comportamiento errático, poco previsible, y tendiente a la baja». Por otro lado, en Europa existe un leve crecimiento en la producción de carne, en la medida que el comercio exterior demanda la carne de porcino excedentaria en Europa. «Este crecimiento en la producción se ha realizado, sobre todo, en base al aumento de la eficiencia de producción, dado que el censo porcino se mantiene o tiende a reducirse», añaden.

Este crecimiento de la producción de carne el España se debe, en primer lugar, al incremento del censo porcino que ha crecido en torno al 30-35 % en los últimos 10 años. Esta subida del censo ha venido acompañado por la mejora continuada en la eficiencia del proceso de cría. En términos de eficiencia productiva en los últimos 10 años, los datos ponen de manifiesto que la productividad (lechones destetados por cerda y año) de las explotaciones de madres ha aumentado en un 13 % y el índice de conversión del pienso en carne en las granjas de engorde se ha mejorado (reducido) en un 14%, siempre según los datos analizados en la publicación.

Una de las conclusiones del informe remarca que se trata del sector que presenta una mayor dispersión territorial, pues está presente prácticamente en todas las regiones y comarcas españolas.

Si bien, a nivel de sector primario, el porcino lo integran un total de 34.673 explotaciones en España, según el censo de 2020 (4.643 de ellas en Castilla yLeón),que dan empleo a 29.495 personas en equivalentes anuales a tiempo completo, y produce por valor de 10.104 millones de euros, «se debe tener en cuenta que tiene un gran efecto de desbordamiento hacia otras actividades industriales y comerciales», destaca.

«Teniendo en cuenta el conjunto del sector –que incluiría la fabricación de piensos, las explotaciones ganaderas y las industrias cárnicas– estaríamos hablando de un total de 117.462 empleos y 37.631 millones de euros de facturación», concluye el estudio. «Dada la gran capilaridad que tiene el sector en el territorio, hay unos importantes efectos indirectos hacia otro tipo de actividades que le prestan servicio a los distintos agentes intervinientes a lo largo de la cadena y en el consumo general de bienes y servicios. Muchos de ellos localizados en zonas rurales que tendrían dificultades para mantenerse sin la presencia del sector».

Una de las principales preocupaciones del sector está en la sanidad animal.El informe de Cajamar e Interporc se hace cargo la gran concienciación social sobre la utilización de antimicrobianos en la producción animal y la potencial aparición y transmisión de resistencias a estos fármacos en el ser humano, que es debido fundamentalmente al uso de estas moléculas en personas. «Hay que considerar que el uso prudente de antimicrobianos en el entorno de trabajo clínico es la aportación que se puede hacer para luchar contra este problema y es una responsabilidad», precisan los expertos Jordi Baliellas y Lorenzo Fraile. «Se debe trabajar intensamente en el uso de antimicrobianos, para mejorarlo. Además, puede suponer una barrera comercial para exportar a determinados países, donde la tipificación de los antimicrobianos está más implementada y donde se pueden haber delimitado el uso de determinadas familias de estos fármacos en producción animal.

Antimicrobianos

La legislación europea continúa impulsando la limitación del uso de antimicrobianos en medicina veterinaria. De hecho, la estrategia De la granja a la mesa de la Unión Europea establece una disminución del 50% de las ventas totales de estos fármacos en animales de granja y acuicultura para el año 2030, en comparación con las cifras de 2018.

Los últimos datos reportados en 2022 calculan unas ventas globales de antimicrobianos en Europa de 84,8 mg/PCU, que se han de reducir a 59,2 mg/PCU para 2030. «Se debería hacer una reflexión muy sería para valorar si estos objetivos planteados son necesarios y si verdaderamente van en la línea de mejorar el problema de las resistencias antimicrobianas con una perspectiva one health», apuntan Baliellas y Fraile. «Las decisiones legislativas deben estar fundamentadas en datos científicos robustos. ¿Cómo se ha determinado la necesidad de bajarlos un 50%? No debemos olvidar, que la terapéutica de los animales enfermos es una obligación veterinaria ineludible y que estos niveles de consumo de antimicrobianos tan extraordinariamente bajos pueden ser incompatibles con el cuidado de los animales, que es una obligación veterinaria imperativa».

Apartado especial del estudio es el que se dedica a los principales retos del sector para mantener la sostenibilidad económica, en un capítulo que redactan Manuel Esteve Lombarte y Yolanda Parrilla Hernández, de Cooperativas Agro-alimentarias de España. Esos objetivos a superar abarcan diversos aspectos como la dimensión de las explotaciones, ya que las integradoras están avanzando en el control de la cadena de producción (mataderos, costes de producción, granjas integradas, etcétera).

Las cooperativas avanzan en esa línea con la creación de sociedades participadas o alianzas con las industrias cárnicas y productoras de insumos, con el fin de rentabilizar la actividad de sus socios, «pero todavía deben alcanzar una dimensión sectorial suficiente para mejorar su competitividad».

Otro desafío está en medio ambiente: «En los últimos años, todo el sector ha avanzado en la reducción de uso de antibióticos, utilización de MTD y bienestar animal, principalmente, obteniendo mejoras muy importantes en la producción y comercialización relacionada con el sector porcino español», apuntan Esteve y Parrilla. «Sin embargo, las exigencias de los consumidores en estas áreas han aumentado y con ellas las normativas que regulan estos aspectos. El sector deberá invertir recursos económicos esenciales para cumplir con las nuevas normativas que se están debatiendo en las instituciones europeas, en un escenario de incremento de los costes de producción y alertas sanitarias en países cercanos».

Comunicación

Otra apuesta del porcino está en la mejora de la comunicación para competir, entre otras cosas, con productos sustitutos de la carne y dietas veganas. «El sector porcino ha sido uno de los que más esfuerzos a realizado en la potenciación de la seguridad alimentaria, cuidado del medio ambiente y en la mejora del bienestar animal en los últimos años, pero no lo ha trasmitido correctamente a la sociedad, en general», detalla el estudio.

Por eso el porcino «debe mostrar y comunicar el esfuerzo realizado para lograr reducir sus emisiones a la atmósfera, el menor uso de antibióticos y las inversiones realizadas en granjas para mejorar el bienestar de los animales. Todas estas mejoras están cuantificadas por las administraciones públicas y deben transmitirse al consumidor».

El informe observa también lo referente las nuevas normas de bienestar animal, que conlleva una importante inversión económica de las explotaciones para adaptarse, tanto granjas como mataderos, así como el mayor coste económico del transporte en la comercialización. La importante reducción del número de animales por granja «disminuirá la viabilidad económica del sector».

El relevo generacional, la incorporación de la mujer a los órganos de gobierno y de dirección de explotaciones porcinas y alcanzar producciones más sostenibles económicamente son otros de los desafíos del sector, que está pasando por un proceso de concentración, con la formación de grandes grupos y alianzas, con el objetivo de controlar todas las fases de producción y transformación.

Por ello «las cooperativas de porcino deberían avanzar en la misma senda si no quieren perder competitividad en un mercado cada vez más concentrado. Para ello, tienen que establecer sinergias entre cooperativas o entre otros actores del sector porcino, o bien siendo las mismas cooperativas las que creen las estructuras adecuadas para verticalizar la producción», apunta el estudio.

El estudio titulado Los retos del sector porcino constituye la segunda publicación monográfica dedicada por Cajamar-Caja Rural, al sector, tras la edición en septiembre de 2018 de El sector porcino. De la incertidumbre al liderazgo, coordinada por Miguel Ángel Díaz Yubero. «En cierto modo, este nuevo libro constituye tanto una actualización de los argumentos recogidos en la obra anterior, como una manera de repensarlos incluyendo nuevos criterios de mercado global, responsabilidad social y prácticas sostenibles», apuntan desde la entidad financiera.