Soria lidera el cultivo de yeros en la región, con el 60% de la superficie
El sector apuesta por esta leguminosa por los mínimos gastos que requiere en contraposición con los herbáceos que le asfixian a costes
El cultivo de los yeros en la provincia se remonta a muchas décadas atrás, sobre todo para alimentar al ganado, fundamentalmente rumiantes, pero también por su resistencia en tierras de secano. Pero en los últimos años se ha convertido en una «interesante alternativa» porque no tiene gastos de abonos, en contraposición con los elevados costes que exigen los herbáceos, más aún ahora que están desorbitados y que asfixian a los agricultores.
En la última campaña el sector provincial sembró 13.088 hectáreas de esta leguminosa, casi el 60% de toda la superficie a nivel regional, 22.136 hectáreas. Así, lidera el cultivo de yeros con gran distancia de Burgos, la segunda provincia por orden de relevancia, con 2.905 hectáreas.
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Cabe destacar que en apenas un año se ha triplicado la apuesta por esta leguminosa y los agricultores lo relacionan directamente con los mínimos gastos de producción que requiere. Porque no necesita abonos ni nitratos, y además contribuye a fijar más nitrógeno en la tierra que otros cultivos, de modo que se ha vuelto todavía más atractivo con la nueva Política Agraria Común que entró en vigor el año pasado.
Y es que en la temporada anterior en Castilla y León se sembraron 8.602 hectáreas de yeros , de las que 5.085 hectáreas se registraron en Soria , y todo apunta a que en esta próxima campaña la superficie seguirá en aumento, con los gastos que siguen por las nubes. No obstante, todavía está buena parte del campo sin sembrar; las precipitaciones no permiten entrar en las tierras, y las previsiones para los próximos días siguen sin ser favorables. Aún así, todavía hay tiempo hasta febrero, pero el sector empieza a preocuparse porque no sólo falta por poner los yeros, sino que apenas se ha sembrado porque las máquinas no pueden trabajar con tanta agua en las fincas.
Lo explica Conrado Mateo Cabrerizo, agricultor de Monasterio, quien asegura que en sus tierras ha registrado «más de 70 litros sólo en lo que va de mes de enero» , y «400 litros desde el comienzo de la campaña», en otoño. «No habíamos visto esto en la vida», sostiene, haciendo referencia a las abundantes precipitaciones. Conrado lleva más de diez años sembrando yeros como cultivo alternativo «en vez de dejarlo en barbecho, que da mucho más trabajo porque hay que pasar muchas veces la máquina». Y además, los yeros no necesitan abono, «quizás algo de herbicida de hoja ancha», y «prácticamente te olvidas de ellos desde que se siembran», explica.
Sin olvidar los rendimientos, que no son malos: «Entre 1.000 y 1.500 kilos por hectárea». A la hora de sembrar se echa entre 120 y 150 kilos por hectárea. «Es una simiente que pesa mucho y es más cara que la del trigo, a unos 0,40 euros el kilo». Y su precio de venta está muy por encima de los cereales, por lo que al agricultor le salen las cuentas con esta leguminosa, siempre que venga un año en condiciones normales.
Porque la última campaña ha sido «muy mala» , ya que «entre el 80 y el 100% se ha ido al traste por la sequía», pero como en el resto de cultivos, cuya temporada ha sido la peor de los últimos veinte años.
Conrado vende su cosecha de yeros a Copiso, que los utiliza para fabricar el pienso para los animales. Cada año cultiva entre 30 y 40 hectáreas de esta leguminosa «más o menos». Pero para esta próxima campaña todavía no ha podido sembrar. «Debería tenerlo todo ya pero ha sido imposible por el agua. Es más, tenía ya 15 hectáreas preparadas y nada».
José María Sanz, sin embargo, ya tiene sembrada la mitad de la superficie que dedica a los yeros, unas 50 hectáreas. En su finca, en Villabuena, ya han salido las plantas, como las enseña él mismo a este periódico. Señala que le consta que «en Soria desde siempre se han puesto yeros, para el ganado. Luego se dejó en sustitución a los guisantes y en los últimos años se ha vuelto a apostar por esta leguminosa y por la veza, sobre todo porque los abonos están muy caros».
Lo mejor, a su juicio, es que «no tiene gastos de nitratos y fija más nitrógeno en la tierra que otros cultivos , que luego le viene muy bien para sembrar al año siguiente cereales, por ejemplo». También tiene claro que la nueva PAC ha contribuido a que se aumente la superficie de yeros, dado que incentiva las leguminosas.
Su cosecha también va para Copiso , para pienso para animales, aunque la última campaña fue igual de nefasta que la de Conrado, dado que era una situación general en la provincia, con muchas parcelas no cosechables por la sequía.