«La sequía, los precios, los costes… Es la tormenta perfecta para hundir el campo»
Miguel Cebrecos, jefe de cultivos de 2.200 hectáreas en Caleruega (Burgos), cree que es «la peor crisis» de los agricultores
Miguel Cebrecos lleva en el campo desde que le salieron los dientes. Ha sido un enamorado de su oficio y de su vida, pero este año los astros se han juntado y está viviendo «el peor momento». «Es la tormenta perfecta para hundir el campo: la sequía, los precios que han bajado, pero no los costes que siguen disparados», lamenta con la mirada puesta en los abonos, el gasoil y la mano de obra y una burocracia «que nos vuelve locos». de subsectores continúan cayendo en picado.
Miguel es el jefe de cultivos de la cooperativa del Campo. A su cuidado están 200 hectáreas de lavanda que han convertido a Caleruega en el municipio de Burgos con mayor extensión de este cultivo, pero también vela por otras 2.000 hectáreas de los 300 cooperativistas donde crecen trigo, cebada, veza, garbanzos y 13 hectáreas de viñedo, de donde acaban de embotellar la primera cosecha. «Se llama Tierra de los Guzmanes y nos lo hace una bodega, pero con nuestra uva».
Él lo tiene claro: «Esta es de todas las que hemos vivido la peor crisis de los agricultores», advierte sin olvidar a los ganaderos. Y es que, la rentabilidad ha caído a límites insospechados. «Estamos ya al borde de no ser rentables», subraya.
La solución, en su opinión, no es fácil. «Ahora por ejemplo con la lavanda, la PAC no da un poco más, pero no podemos vivir a base de limosnas. Los políticos tienen que proteger un poco más lo nacional», apremia.
Entrados en materia, las cifras no salen. «El cereal está igual de mal… por la sequía y por los precios. Si echamos la vista atrás, ahora la tonelada está 100 euros por debajo de lo que nos pagaban el año pasado y lo mismo con el girasol; es una pena», sostiene a sabiendas de que aunque la veza y los forrajes este año están más caros, es porque no hay. «Los ganaderos no lo pueden pagar porque la leche está barata. Es la pescadilla que se muerde la cola, una cosa afecta a la otra».
La cooperativa completa sus cultivos con 50 hectáreas de garbanzos. La estrategia aquí es distinta. «Multiplicamos la semilla para una Denominación de Origen. Lo que producimos al otro año lo siembran los agricultores. Es verdad que esto se paga mejor pero también requiere un poco más de cuidados por lo que tampoco es para volverse loco».
La lluvia de esta semana ayuda a ciertos cultivos como la lavanda, los garbanzos o los cereales tardíos, pero para el cereal es tarde.
A la hora de invertir 600.000 euros en las 200 hectáreas de lavanda, la cooperativa apostó por un cultivo que entonces era un poco más rentable, pero sobre todo, porque es más respetuoso con el Medio Ambiente ya que no necesita insecticidas, no sufre enfermedades; favorece la polinización de las abejas, con lo que se favorece también a otros cultivos, y supone para los pueblos del medio rural un recurso turístico», resume el jefe de cultivos, Miguel Cebrecos. «Aquí todos se pasan el día hablando de defender el mundo rural, de apoyar a los pueblos pero me parece a mí que esto se acaba».
Aunque tienen un 10% lavanda, la mayor parte es lavandín, una variedad que da mejores rendimientos en esencia y que venden a un intermediario que a su vez provee a las grandes farmacéuticas. «Se utiliza para perfumes y cremas cosméticas».
TORMENTA PERFECTA
Habla de la tormenta perfecta y no se equivoca: a una sequía prolongada y la desorbitada subida de los costes se une otros factores como la bajada de precios, la proliferación de corzos, «que arrasan», y como colofón, la helada del pasado 17 de mayo. «Aquí nos afectó a la viña y a los cereales».
El perito ya ha hecho la visita. « En la viña nos ha dado un 63% de daños y en el cereal, todavía no se puede cuantificar, porque está verde, pero se va a notar mucho».
Ajeno a todos estos problemas, la esperanza llega con David, su hijo pequeño de tan solo 5 años. «Él quiere ser agricultor, le encanta subirse al tractor y acompañarme, y yo le animo porque aunque es verdad que la situación ahora es muy difícil, es un trabajo muy bonito».
Origen
La historia de la cooperativa se remonta al año 1960 . Cuenta con algo más de 300 socios pero la mayoría emigró a las grandes ciudades o a Aranda y ya solo quedan tres trabajadores y una administrativa «porque con la carga cada vez mayor de burocracia no tenemos manos». «Los agricultores tenemos que estar a pie de campo, no en la oficina enterrados en papeleo», termina.