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Castilla y León se lanza a la apicultura de calidad con 'Miel de Zamora'

La Comunidad celebra el Día Mundial de las Abejas con la expectativa de conseguir el primer marchamo de excelencia, un camino aún sin abordar por la Comunidad Autónoma pese a ser la tercera de España en producción con casi 450.000 colmenas

Un apicultor protegido con la vestimenta característica examina una de las colmenas de su explotación con la extracción de dos panales de abejas.- PQS / CCO

Publicado por
Santiago G. del Campo
Valladolid

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Castilla y León es una de las comunidades líderes de la apicultura en España , y se da la paradoja de que aún no cuenta con ninguna marca de calidad de la miel. ‘Miel de Zamora’ será la primera de ellas, aunque aún no ha concluido el trámite para su puesta en marcha. Castilla y León es la Comunidad con más explotaciones apícolas, con 6.409, según la última estadística del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación referidos al último ejercicio cerrado, 2022, y una de las que tiene más explotaciones profesionales, en torno a 700. Además, produce más de 4.000 toneladas de miel al año, en torno al 13,5% del total nacional.

El número de colmenas de Castilla y León se ha incrementado casi un 18% en la última década , de las 377.780 censadas en 2012 a las 444.026 registradas en 2022. Supone 66.246 unidades más. La cuota de colmenas sobre el total nacional se ha reducido ligeramente, sin embargo, del 14,92% de hace diez años al 14,33% del pasado ejercicio. Es consecuencia de que el total en España se ha incrementado casi cinco puntos más en el mismo periodo, un 22,36%, desde las 2.531.517 unidades de 2012 a las 3.097.647 del último ejercicio.

El pasado sábado, 20 de mayo, la Comunidad celebró el Día Mundial de las Abejas, declarado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) «para crear conciencia sobre la importancia de los polinizadores, las amenazas a las que se enfrentan y su contribución al desarrollo sostenible» . El objetivo principal de la jornada es «proteger a las abejas y a otros polinizadores para que puedan contribuir de forma significativa a resolver los problemas relacionados con el suministro de alimentos en el mundo y acabar con el hambre en los países en desarrollo».

En este marco, Castilla y León empieza a recorrer el camino de las marcas de calidad , un camino que ya están recorriendo otras autonomías más ‘avispadas’. De hecho, España se sitúa a la cabeza de las mieles europeas reconocidas con calidad diferenciada con Denominación de Origen Protegida (DOP) e  Indicación Geográfica Protegida (IGP). «El país cuenta con una gran variedad de mieles multiflorales y monoflorales certificadas con calidad diferenciada, como las producidas en Granada, La Alcarria, Liébana, Tenerife, Villuercas-Ibores y Galicia», apuntan desde la Asociación de Comerciantes y Envasadores de Miel (Asemiel-Animpa).

Según explica la entidad con motivo del Día Mundial, con datos de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO), un tercio de la producción mundial de alimentos depende directamente de las abejas . Además, se encargan de producir miel, «un alimento que desde tiempos inmemoriales se ha usado con fines medicinales debido a que es una fuente de vitamina B-6, que contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario y del metabolismo energético, disminuye el cansancio y la fatiga, regula la actividad hormonal y aporta minerales de manera equilibrada».

Castilla y León es buena muestra de este carácter milenario de la apicultura, y así se puso de manifiesto en uno de los grandes encuentros del sector, la cuarta Feria Apícola Internacional de Zamora, «Meliza», donde se anunció el trabajo que está llevando a cabo la Diputación y los productores para sacar adelante el reconocimiento de la marca de calidad «Miel de Zamora». Por su parte, los productores se volcaron en una de sus reivindicaciones históricas: exigir al Gobierno unas reglas de etiquetado claro , que identifique el origen de la miel sin llevar a error a los consumidores.

La marca será gestionada por la propia Diputación , aunque más adelante se formará un consejo regulador que se hará cargo de ella. Esta figura de protección servirá para garantizar a los consumidores el origen zamorano de la miel, así como del polen, el propóleo, la jalea real y otros productos de la colmena, además de derivados que utilicen exclusivamente miel procedente de apicultores acogidos a la marca de garantía, informan desde la Diputación zamorana.

Para que un apicultor pueda etiquetar su producción bajo la marca Miel de Zamora, deberá cumplir una serie de criterios como que su razón social y sus asentamientos deberán estar en la provincia de Zamora . También, en el caso de la trashumancia, solo se permite mover las colmenas dentro de la provincia, y si se trata de envasadores, tendrán que tener su razón social y su envasadora en la provincia.

El sistema productivo de trashumancia, por la cual se almacenan las colmenas en camiones para cambiarlas de lugar en función de la estación y de la floración de cada zona, gana terreno en los últimos años. En Castilla y León, de las 6.409 explotaciones registradas, 895 son trashumantes (el 14%), mientras el resto, 5.514, son estantes (el 86%). En el conjunto de España es mucho mayor el porcentaje de las trashumantes, con un total de 15.071 explotaciones (el 43%) frente a 20.015 estantes (57%), sobre un total de 35.086 explotaciones registradas.

Mieles

Las mieles más habituales en los supermercados son multiflorales o monoflorales . Las primeras proceden del néctar que recogen las abejas de diversas flores, lo que hace imposible identificar su procedencia exacta; mientras que las segundas provienen de una especie vegetal concreta y poseen características organolépticas muy específicas, explican desde Asemiel. «También hay una tercera variedad, la miel de mielada, que las abejas elaboran a partir de diferentes secreciones de plantas y frutos».

España cuenta con una gran oferta de mieles multiflorales y monoflorales, muchas con calidad diferenciada y reconocidas bajo las certificaciones Denominación de Origen Protegida (DOP) o Indicación Geográfica Protegida (IGP), entre las cuales se espera que estén pronto las de varias zonas de producción de Castilla y León. Por el momento, a lo largo de la geografia nacional, ya hay cinco DOP (Miel de Granada, Miel de La Alcarria, Miel de Liébana, Miel de Tenerife y Miel de Villuercas-Ibores) y una IGP (Miel de Galicia). En tanto, otras tres mieles se encuentran actualmente en proceso de reconocimiento en la Comisión Europea: Miel de Málaga (DOP), Miel de Ibiza (DOP) y Miel de Asturias (IGP).

Esta situación pone a España a la cabeza en cuanto a mieles europeas con calidad diferenciada , pues solo Portugal –con 9 DOP registradas– supera esa cifra, siempre según los datos de Asemiel. Y es que el país luso, durante la última década, ha crecido el número de colmenas inscritas, desde las 60.833 de 2011 hasta las 84.671 de 2021, y se han duplicado los envasadores, hasta los 107 en ese periodo. No obstante, cabe destacar que las mieles con DOP e IGP aún representan el 1,6% del volumen de la producción nacional.

El recorrido por las distintas mieles adscritas a una marca de calidad en España comienza por la IGP Miel de Galicia, oriunda de un clima especialmente benigno, con abundante lluvia a lo largo de todo el año. «Estos factores, además de las características especiales de un suelo granítico y de la influencia de los vientos marinos, dan lugar a una flora rica y variada, que permite tanto la producción de mieles monoflorales (eucalipto, castaño, brezo y zarzamora) como multiflorales», explican desde Asemiel-Animpa.

El recorrido continúa con la DOP Miel de Granada , cuyo principal factor que atribuye las peculiares características de esta miel es la flora de la provincia Granada, que se extiende por unas 300.000 hectáreas de monte. Una extensión ocupada por plantas aromáticas, lo que hace que el aprovechamiento apícola sea excelente. «A esto hay que añadir extensiones importantes de castaños y naranjos, y de aguacates en el litoral», añade la misma fuente.

Una tercera marca de calidad, la DOP Miel de La Alcarria , envasa una miel «con una sutileza y un aroma extraordinarios que recuerda a las plantas aromáticas silvestres del origen floral de la comarca natural de La Alcarria (provincias de Cuenca y Guadalajara)». La flora silvestre es rica en labiadas como, por ejemplo, romero, tomillo, espliego, ajedrea, hisopo, mejorana y en otras plantas, como gayuba y aliaga.

Otra marca de excelencia es la DOP Miel de Liébana , que abarca todos los municipios de la comarca cántabra de Liébana, lindera con las provincias de León y Palencia. Cuenta con un mínimo de polen de brezo del 45%, siendo el restante un porcentaje variable de pólenes presentes en la flora de la zona, lo que le proporciona un color ámbar oscuro con tonos marrones y rojizos. Su aroma es floral y su gusto es amargo y persistente, con notas saladas muy marcadas.

Más lejos queda la DOP Miel de Tenerife , caracterizada por una gran variabilidad de colores, sabores y tipos. La zona de producción engloba toda la isla de Tenerife, que, con sus múltiples microclimas y una topografía accidentada, presenta diversos pisos de vegetación de una riqueza florística repleta de endemismos. «Contiene una conjugación de néctares variados procedentes de flores típicas a determinadas altitudes con respecto al nivel del mar, sin que haya una flor dominante», explican desde la Asociación.

Por último, la DOP Miel de Villuercas-Ibores proceden de alcornoques, argamulas, brezos, cantuesos, carquesas, castaños, encinas, jaguarzo, jaras, querihuelas, quirolas, lentiscos, madroños, retamas, robles, sauces, torviscas, zarzamoras y plantas espontáneas y cultivadas en esta tierra cacereña, que posee «un suelo, un clima y un agua que no se conjugan en otro lugar».

Productores

Los más de 6.000 productores de Castilla y León gestionan, como se ha dicho, un total de 444.026 colmenas , el 14,33% del total nacional, que supone en tercer inventario más grande de la lista de autonomías en España. En primer lugar se sitúa Extremadura, con 667.821, el 21,56% del total, y en segundo lugar Andalucía, con 629.685 colmenas, el 20,33% del total del país. Sin embargo, mientras Andalucía ha perdido peso en una década, desde el 22,30% de panales que acaparaba en 2012, Extremadura ha ganado casi tres puntos, al pasar del 18,65% al 21,56% en la misma década.

De hecho, Extremadura es una de las regiones que está apretando el acelerador a la hora de acaparar  el mercado melífero, con un incremento del 41,42% en el número de colmenas en la década. Eso sí, le gana en porcentaje Galicia, que ha incrementado sus colmenas un 132,49% desde 2012, subiendo también su cuota nacional en más de tres puntos, desde el 3,71% de 2012 al 7,05% actual. Otras comunidades anotan un gran porcentaje, pero sin tanto peso en cifras absolutas.

Las Organizaciones Profesionales Agrarias (Opas) han aprovechado la celebración del Día Mundial de las Abejas para poner sobre el tapete las reivindicaciones del sector. Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL), a través de su estatal, Unión de Uniones, ha sido la primera en salir a la palestra y denunciar, en el marco de la sequía, que las ayudas a la apicultura «no logran compensar el incremento de los gastos de producción, de más del doble en el último año». La Opa calcula que un apicultor, de gastar unos 9 euros por colmena en alimentación en 2021, ha pasado a los 19,2 euros por colmena en 2022 . También reclama que la miel importada «alcance los mismos estándares de calidad que la miel que se produce en la Unión Europea».

Tras analizar el Real Decreto – ley 4/2023 sobre las ayudas destinadas al sector apícola, UCCL critica que son « del todo insuficientes y mal planteadas desde el principio , sin poder resolver la situación por la que pasan los apicultores que han visto cómo se han duplicado sus costes de producción en el último año». Y es que el propio Real Decreto reconoce que el contexto de sequía y el conflicto bélico en Ucrania «no han hecho sino agravar la crisis que ya atravesaba a lo largo de los últimos años la apicultura: problemas sanitarios y climatológicos que afectan a la producción, importación masiva de miel a precios reducidos, impacto del combustible especialmente a la apicultura trashumante y otras materias primas, etcétera».

«A pesar de conocer la situación, el Gobierno dota su apoyo en apenas 5 millones para todo el sector , haciendo que los valores de la ayuda sean muy bajos y no cubran más que una mínima parte de los costes reales de los apicultores», lamenta UCCL. Los costes de producción en el sector apícola se han disparado como consecuencia del aumento de precio de las materias primas y la necesidad de aumentar tratamientos y alimentación de las abejas debido a la situación de sequía que se está viviendo en los últimos años. 

Por estos motivos, la Opa pide al Gobierno que incremente sustancialmente los valores de la ayuda y se complementen en cada comunidad autónoma, como se ha hecho en otros sectores ganaderos, para asegurar la sostenibilidad y continuidad de esta actividad esencial.