Diario de Valladolid

«Cinco meses después del incendio en mi granja seguimos esperando ayuda»

El fuego acabó en julio con 1.400 cerdos y una nave de destete que es fundamental en su cadena de negocio

Juan Saiz en su explotación de ganado porcino en la localidad burgalesa de Santo Domingo de Silos. / ECB

Juan Saiz en su explotación de ganado porcino en la localidad burgalesa de Santo Domingo de Silos. / ECB

Publicado por
LORETO VELÁZQUEZ
Valladolid

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Aquel domingo 24 de julio de 2022, Juan Saiz Alameda se sintió solo como nunca. Sin ayuda de ningún tipo intentó sofocar con sus hijos y su hermano, que es socio de su explotación ganadera, y las pocas mangueras que tenían a su alcance, el fuego que había entrado en su granja de cerdos situada a las afueras de Santo Domingo de Silos. Lo intentaron todo pero no pudieron hacer nada, solo salvar su vida. El fuego mató a los 1.400 cerdos que tenía en una de sus dos naves . Los animales tenían unos 40 días de edad de media.

Hoy casi cinco meses después, la situación no ha hecho más que empeorar y sin haber recibido una sola ayuda, Juan teme por su explotación ganadera . «Al perder el eslabón de la nave de destete donde los lechones llegan con una media de 28 días, se ha roto la cadena y ya no hay negocio», lamenta.

De las ayudas prometidas por la Junta de Castilla y León no sabe nada.  «En este tiempo he intentado acceder a dos pero una era para ganadería extensiva y no cumplía requisitos (al no ser extensiva) y la otra, la que se hizo por Ucrania me quedé fuera por no declarar a tiempo el censo de explotación. He presentado un recurso porque lo entregué 48 horas después y espero que lo tengan en cuenta»

Del seguro, eso sí, recibió un adelanto en verano para hacer frente a los gastos del incendio pero todavía no cuenta con una valoración total. «Espero que en esta semana se cierre ya el tema», confía.

Juan cuenta además los días para reconstruir la nave arrasada pero para ello tiene que esperar a regularizar la propiedad del terreno. Un trámite que está pendiente de hacer desde hace años cuando llegó a un acuerdo con el Ayuntamiento de Silos para desplazar su granja a la ubicación actual , alejándose del casco urbano. «Aquí sí hay mucha burocracia porque depende también de la segregación de la Junta, pero por lo menos veo voluntad».

Con este panorama por ahora son todo costes, sobrecostes y pérdidas. «Calculo que en cada carga dejo de ganar entre 5.000 y 6.000 euros» . A eso hay que sumar gastos inesperados pero obligados como el dinero que tuvo que pagar para la retirada de los cadáveres de los cerdos.

Incendio

La granja de Juan fue una de las más afectadas por el incendio que se inició en Quintanilla del Coco . Cuando la alerta saltó en Tejada a las 12.30 horas, Juan no se preocupó porque pensó que las llamas nunca llegarían a la granja, pero el fuego tenía otros planes. A su llegada, las llamas alcanzaron los árboles que dividen las dos zonas de naves, el viento creó un remolino inesperado que cambió el rumbo del fuego y entonces empezó a quemar sin consuelo la nave de destete. «Era imposible pararlo. Estábamos solos», recuerda. 

24 horas después del incendio el panorama era dantesco. Fue tal la virulencia del fuego que en zonas del interior de la nave afectada apenas se veían cadáveres . Solo sobrevivió un cerdito, que tuvo que ser sacrificado ante la gravedad de las quemaduras.  

Una semana después llegó la empresa encargada de recoger los cadáveres. «Era tal el olor que tuvieron que romper las paredes de cada una las cinco salas en la zona norte», explica Juan Saiz.

Aunque han pasado cinco meses, la nave sigue igual, destrozada. «Sin ella estamos perdidos por eso estamos contando los días para que llegue la ayuda», admite consciente de que ninguna granja trabaja sólo con lechón pequeño porque no es rentable.

El humo afectó también a la nave de madres y tal y como le aventuró el seguro, en los meses posteriores al incendio tuvo más bajas de lo normal y más partos infructuosos tanto en la primera banda, justo después del incendio, como en la segunda. 

En este camino por el desierto no ha estado solo. «Afortunadamente he contado con colaboradores y gente que me han echado una mano. Gracias a ellos conseguimos colocar los lechones tras el incendio, en una explotación de Cataluña para vida y eso nos salvó» , agradece.

A día de hoy solo cuenta con cuatro bandas que van a parir. «Los partos siguen igual pero estamos disminuyendo el destete y si antes vendíamos los animales con 18 kilos, ahora los vendemos a 30 días, con 6 kilos . Y claro, los márgenes no pueden ser los mismos», lamenta.

Con un solo comprador no tiene más opción. «Es venderlo así o matarlos y si los matas te dan la mitad», sostiene.

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