Diario de Valladolid

Portazo al fantasma de la crisis alimentaria... si comemos insectos

La salmantina Tebrio propone impulsar este producto biotecnológico como alternativa al peligro de escasez que plantea la guerra de Ucrania en el modelo productivo agropecuario globalizado

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Santiago G. del Campo
Valladolid

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Es urgente ‘ponerse las pilas’ y empezar a planear con diligencia todas las estrategias necesarias para evitar una futurible carestía de alimentos, ante el panorama bélico en Europa y la crisis de las materias primas. Es un asunto en el que están de acuerdo todos los agentes del sector agroalimentario, y toda idea nueva es bienvenida para alcanzar el reto.

En ese marco, la empresa biotecnológica Tebrio, con sede en Salamanca, acaba de salir a la palestra para insistir una vez más, pero esta vez con más argumentos que nunca, en las bondades de una alternativa basada en insectos para consumo humano, y sobre todo animal, para paliar la dependencia de ciertas importaciones mediante un modelo sostenible y autosuficiente. La proteína del conocido como gusano de la harina, o Tenebrio molitor, aplicada también a la fabricación de piensos ganaderos «liberaría millones de hectáreas de cultivo para el consumo humano ante el desafío de una carestía global», apunta la entidad.

Y es que, apunta la empresa, el conflicto entre Rusia y Ucrania ha hecho emerger de manera determinante el reto de la seguridad alimentaria. «La amenaza de una carestía a nivel global ha hecho saltar todas las alertas, ya que ambos países exportan conjuntamente más de un tercio del cereal y la mitad del aceite de girasol que se consumen en el mundo. Además, Rusia es el principal exportador de potasa, un ingrediente imprescindible en la fabricación de fertilizantes químicos», explica. 

Todo ello ha cogido por sorpresa al sector agroalimentario, que además tiene que hacer frente a un incremento histórico en los precios de los carburantes y a las consecuencias del cambio climático, con un modelo productivo que ha tocado techo, según los expertos de Naciones Unidas. 

«La seguridad alimentaria no es un problema nuevo», recuerdan desde Tebrio. «Hace más de 10 años que la Agencia de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) alertó sobre ello. Hoy en día una de cada nueve personas en el mundo está subalimentada, representando más de 815 millones de personas, una cifra que de seguir así las cosas podría alcanzar los 2.000 millones en el año 2050». Ante esta situación, el secretario general de la ONU alertó hace unos días de que, si no encontramos una solución pronto, «podríamos vernos sacudidos por un huracán de hambruna» a nivel global que asolaría primero los continentes con menos recursos.

Este escenario internacional pone de manifiesto la necesidad de encontrar fuentes alternativas de abastecimiento para garantizar la subsistencia, no sólo de la población, sino también del propio sector agroalimentario. La biotecnológica española Tebrio, especializada en la cría industrial y transformación del insecto Tenebrio molitor, propone ante este desafío «soluciones bioindustriales basadas en un innovador proceso productivo que ofrece materias primas agroalimentarias provenientes de fuentes que hasta ahora apenas habíamos explotado». 

El Tenebrio molitor está aprobado en la Unión Europea para el consumo acuícola desde 2017, y para la avicultura y el sector porcino desde 2021. Ese mismo año, la Comisión dio también su visto bueno para el consumo humano, ampliando de esta forma la perspectiva a «nuevos y prometedores horizontes». 

Sus larvas pueden producirse a gran escala. Y dado su elevado contenido en proteína altamente digerible, aminoácidos y ácidos grasos esenciales, «se presentan como una opción sostenible que puede completar, con porcentajes nada desdeñables, otras materias primas. Ya sea porque estas últimas escasean o porque su producción a gran escala resulta incompatible con los objetivos medioambientales», apunta la misma fuente.

«Quizá en Europa aún no estemos preparados culturalmente para incluir insectos en nuestro menú. Pero si los utilizásemos para fabricar piensos animales, estaríamos haciéndole un gran favor al planeta del que nos beneficiaríamos todos. Recordemos que el 40% de la tierra cultivable que hay en el mundo se destina a cultivos relacionados con los piensos ganaderos. Y que en algunos puntos del globo se están deforestando a diario millones de hectáreas para seguir produciendo unos cultivos que a medio plazo son insostenibles. Las nuevas fuentes de proteína pueden ayudarnos a reducir las importaciones de determinados productos y aumentar nuestra autosuficiencia», comenta Adriana Casillas, directora ejecutiva de Tebrio.

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