PRODUCCIÓN VITIVINÍCOLA
Aprovechar la rentabilidad de los residuos de los viñedos
Proyecto transfronterizo Biovino busca implantar una plataforma de biorrefinería en Castilla y León de suproductos vitivínicolas para la producción de una amplia variedad de compuestos bioactivos
Valorizar de un modo rentable y ecosostenible los subproductos y residuos generados por el sector del vino a partir de los que obtener una amplia variedad de compuestos bioactivos es el objetivo del proyecto Biovino que pretende sentar las bases teóricas y técnicas que permitan implantar una plataforma de biorrefinería en Castilla y León. Porque la Comunidad, con 77.000 hectáreas de viñedo, cuenta con una industria vitivinícola importante que genera a su vez un volumen de subproductos con un elevado potencial para su aprovechamiento en una instalación de biorrefinería. Coordinado por el Centro de Biocombustibles y Bioproductos del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl), cuenta con un presupuesto que supera los 625.000 euros, cofinanciado por los Fondos europeos Feder a través del programa Interreg V A España-Portugal, que promueve proyectos de cooperación transfronteriza con el objetivo de mejorar la excelencia científica del espacio de cooperación. Aprobado en septiembre del año pasado se extenderá hasta el 31 de diciembre de 2021. Para el desarrollo del proyecto, Itacyl colabora con otras cinco entidades españolas y portuguesas.
El Instituto de Energías Renovables de la Universidad de León y el centro tecnológico CETIM de las regiones de Castilla y León y Galicia en la zona de cooperación española y el Instituto de Materiales (CICECO) de la Universidad de Aveiro, el Centro de Ingeniería Biológica (CEB) de la Universidad de Miño (Braga) y la Asociación BLC3 en las regiones Norte y Centro de Portugal.
El proyecto Biovino cuenta con seis grupos de investigación y está coordinado por el Itacyl.
«Biovino busca el desarrollo de una estrategia transfronteriza España-Portugal de valorización integral y ecosostenible de subproductos del sector vitivinícola en biorrefinerías integrales para la producción de biocompuestos» , explica la responsable del Centro de Biocombustibles y Bioproductos del Itacyl, Rebeca Díez Antolínez. «En estos momentos, trabajamos con todas las Denominaciones de Origen de Castilla y León para intentar verificar la información sobre la cantidad de subproductos que se obtienen. Lo queremos actualizar por municipios, o al menos por comarcas para realizar una mejor estimación de los subproductos que serian potencialmente valorizables para su aprovechamiento en una instalación de biorrefinería multiproducto», añade la coordinadora de Biovino. Y es que a partir de las 77.000 hectáreas de viñedo de la región, en un año medio se generan 170.000 toneladas de sarmientos, 8.070 toneladas de rampojos, 24.000 toneladas de orujos, 10.010 toneladas de lías, según las estimaciones preliminares de subproductos disponibles.
Precisamente los orujos y las lías deben llevarse a destilación de acuerdo con una normativa europea de 2013. Y es que la organización común de mercados de los productos agrarios, que se articula a través del Programa de Apoyo al Sector Vitivinícola Español (PASVE) 2019-2023, obliga a eliminar todos los subproductos de vinificación como medida para fomentar la calidad de los vinos elaborados, mediante la destilación de estos subproductos para la obtención de alcohol, y establece ayudas para la destilación de estos subproductos de vinificación en espacios autorizados siempre que este alcohol se destine a fines industriales o energéticos, para evitar falseamiento de la competencia. Pero en Castilla y León no hay ninguna industria de este tipo que valorice los subproductos de la Comunidad, por lo que los viticultores envían los subproductos generados a otras comunidades autónomas, fundamentalmente Castilla-La Mancha, La Rioja o Navarra. «Está claro que hay un volumen importante de subproductos y residuos por lo que hay mucho potencial para establecer una biorrefinería y dejar el valor añadido en Castilla y León», constata.
Las biorrefinerías se pueden definir como industrias integradas que utilizan una gran variedad de tecnologías para transformar los subproductos y residuos agrarios y agroalimentarios en nuevos biomateriales y bioproductos, cada vez más demandados por sectores tan variados como el de la alimentación humana y animal, la nutraceútica y farmacia o la industria química y energía. Las biorrefinerías son, por tanto, la columna vertebral para la obtención futura de productos en la era postpetróleo.
Además, el proyecto Biovino evalúa el uso de tecnologías verdes punteras y sostenibles aplicadas al concepto de biorrefinería multiproducto, para extraer y transformar los compuestos estructurales de los subproductos del sector del vino en múltiples biocompuestos de interés alimentario, energético o químico, entre otros. Asimismo, se pretende aprovechar todas las fracciones residuales valorizables generadas en la biorrefinería en productos químicos y energía, mediante sistemas electroquímicos combinados con digestión anaerobia, para mejorar la rentabilidad y sostenibilidad ambiental de la instalación, bajo principios de economía circular.
Con este proyecto se busca tanto la extracción y recuperación de múltiples compuestos bioactivos presentes en los subproductos vitivinícolas tales como terpenos, taninos, polifenoles, moléculas aromáticas, ácidos grasos y ácidos orgánicos como la producción de biocombustibles avanzados como el etanol y el butanol para su uso energético en el sector del transporte como de polioles, edulcorantes naturales sin azúcar, como el xilitol y manitol, con aplicaciones tanto en la industria alimentaria como farmacéutica o bioplásticos de origen renovable y biodegradables, como los Polihidroxibutiratos (PHBs).
En definitiva, se trata de un proyecto integral que contribuirá a través de innovaciones científico-técnicas a lo largo de toda la cadena de valor para transformar subproductos y residuos del sector del vino en biocompuestos de alto valor añadido, a crear un nuevo sistema bioeconómico que aproveche los recursos naturales autóctonos, fomentando un crecimiento inteligente y sostenible, que impulse la creación de iniciativas empresariales y la creación de empleo cualificado en las zonas rurales de España y Portugal.