FORMACIÓN
Perder el miedo a la tecnología, el reto de las mujeres rurales
Iniciativa de Aura-Fademur. La agrupación de mujeres rurales ha puesto en marcha el programa ‘Ruvinodes’ de talleres formativos, «ya que la mujer está ganando visibilidad y quiere contar con todas las herramientas»
Perder el miedo a las nuevas tecnologías, y verlas como una herramienta especialmente útil para dar a conocer el trabajo que muchas de ellas llevan a cabo desde todos los rincones rurales de la región, así como posicionar de forma destacada dicha labor y ponerla al alcance de todo el público es una de las finalidades con las que la Asociación Aura-Fademur ha puesto en marcha un nuevo programa informativo y formativo.
El primer paso lo dieron así esta pasada semana las responsables de esta agrupación de mujeres rurales, que cuenta en la provincia burgalesa con cerca de 80 asociadas, con una charla en la localidad burgalesa de Villalmanzo donde tiene su sede la asociación. En ella presentaron el programa ‘Rural vivo no despoblado’ (Ruvinodes), «ideado para la profesionalización de mujeres rurales por un empleo en igualdad de condiciones y la lucha por la despoblación rural», explican desde la entidad.
Realizado desde Fademur Castilla y León con la colaboración de la Dirección General de la Mujer, y a través de las subvenciones para el desarrollo de proyectos dentro del programa de promoción de la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres y de prevención de la violencia de género en Castilla y León, «el contenido se centra principalmente en diferentes talleres con los que acercarse y profundizar tanto en redes sociales como en las nuevas tecnologías. Y es que, cómo explicaba su presidenta Julia Quintana, «muchas mujeres nos reconocen estar interesadas en iniciar algún tipo de actividad en sus entornos y pueblos, pero la burocracia y sobre todo el desconocimiento del manejo de las nuevas tecnologías, que sin embargo ven que comienzan a ser esenciales- les echan para atrás».
«De ahí que los talleres que se van a desarrollar nos acerquen a todas a este sector, al que hasta ahora las mujeres no han podido o querido acercarse al ser aún la vida familiar y las actividades propias de la labor agraria o agrícola las que copan gran parte de su tiempo». Y es que si bien hasta ahora la mujer rural era uno de los principales agentes en el desarrollo de la actividad de todo el país, su labor quedaba en un segundo plano tras aquélla realizada por maridos, padres y familias, por lo que queremos ayudar a que una vez que se nos abren algunas puertas, que el desconocimiento o temor no sea una traba más».
Reconoce, sin embargo, cómo la llegada al sector de la mujer joven así como algunas iniciativas normativas -«que han permitido a la mujer dejar de ser invisible en un sector en el que es verdaderamente siempre ha sido protagonista»-, ha ayudado a cambiar también la mentalidad de algunas de las que ya estaban ahí».
Con estas jornadas se pretende acercar el mundo digital a emprendedoras aportando conocimientos fundamentales para que sus negocios se den a conocer. Así, los días 23 y 24 de enero se desarrollaron cursos de TIC’S enfocados en Google Drive, a los que seguirán el taller de emprendimiento los días 30 y 31, donde se abarcarán conceptos tan actuales como el marketing digital, packaging, e-commerce, el posicionamiento web y sistemas fotográficos. «Porque somos conscientes de que el negocio on-line está en auge y desde las zonas rurales las mujeres no queremos quedarnos atrás».
Quintana explica que la mujer comienza a ser menos invisible al haberse puesto en marcha herramientas que la ayudan a ser titulares de explotaciones y negocios en los que hasta ahora, aunque se encargaba ella de su gestión en la mayoría de los casos, sin embargo eran los miembros familiares masculinos los que ostentaban la titularidad de los mismos. A lo que se suma la llegada de la mujer joven al mundo rural, «ya sea porque quieren retomar tradiciones rurales que se han quedado en un segundo plano -y que parecen estar de repunte-, o porque lo elige con conocimiento de causa para asentarse y plantearse un futuro profesional y familiar, al que llega tras haberse formado para ello».
Iniciativa que como remarca, se ha transformado en la paulatina puesta en marcha en el mundo rural de multitud de iniciativas que van más allá de la labor agraria o ganadera en los campos y explotaciones, «porque lo agrario sí suele ser rural mientras que no todo lo rural es agrario», recalca. Y es que esta actividad está dando lugar a iniciativas vinculadas a la producción de alimentos, la fabricación de perfumes, la artesanía, los jabones... «actividades que pueden llegar mucho más lejos si no estamos reñidas con las nuevas tecnologías».
Por ello, crítica que otro freno sea la excesiva tardanza en dar respuesta a las peticiones de ayuda que las emprendedoras hacen a las administraciones, «ya que no es de recibo que solicitudes aceptadas y tramitadas, un año después estén aún impagadas, pues el aspecto económico es uno de los más importantes para entidades pequeñas -como puede ser la nuestra-, o gente que llega de nuevas al sector. Por ello insiste a las instituciones «que sean ágiles y no hagan de esta espera una traba más de las muchas que ya sufre día a día la mujer rural».